domingo, 15 de octubre de 2023

BREVÍSIMA Y ELEMENTAL APROXIMACIÓN A LAS SUITES DEL ÚLTIMO ILUSIONISTA

 Para la sección Extractos críticos del blog Ancile, traigo un nuevo post que lleva por título: Brevísima y elemental aproximación a "Las suites del último ilusionista"


BREVÍSIMA Y ELEMENTAL APROXIMACIÓN

 A LAS SUITES DEL ÚLTIMO ILUSIONISTA



 

Brevísima y elemental aproximación a "Las suites del último ilusionista". Francisco Acuyo

 



Para algún amigo querido estas notas brevísimas,
 y en su prosaica redacción , seguramente limitadas y muy torpes,
 las cuales no sé si aclararán algo de sus dudas.

 

 

 

 Si la suite se compone de piezas breves musicales (en música clásica y jazz) de carácter dancístico, en este libro se reproducen métricamente siguiendo o mejor remedando el esquema musical, guardando la misma tonalidad en su relativo menor, pues están fundamentados los versos en el esquema que se conoce en métrica como el arte menor silábico (8, 7, 6, 5), queriendo imitar las formas diversas de danza como la alemanda, zarabanda, giga, gavota, etc…; y, si entendemos el ilusionismo como el arte de producir fenómenos que parecen contradecir los hechos naturales, tenemos el esquema básico formal y temático de este libro.

La idea partió de una dedicatoria que hace tiempo me escribió el maestro filólogo Antonio Carreira, cuando me decía que era un poeta crepuscular, literalmente, habida cuenta de lo que hoy, con la supuesta modernidad y posmodernidad se mal entiende como poesía.

Así como la illusio-ionis latina, ilusión, engaño, acaba derivando en el verbo illudere, formado con el prefijo in- y el verbo ludere, jugar, de esta suerte el conjunto de poemas es en verdad un juego que sigue la etimología a pie de la letra y quiere significar jugar contra, o hacer mofa de la propia ilusión que puede parecer la vida, y como toma cuerpo de realidad vívida a través del amor y de la amistad.

            El último ilusionista, quizá porque me siento como el raro que todavía cree en la sustancialidad de la poesía para hacer de ella un camino, una vía de sentido y significado, y donde la búsqueda y la percepción de la belleza es una senda de verdad que nos comunica con la realidad de lo bello (junto al sufrimiento) como lo más genuino del mundo.

Brevísima y elemental aproximación a "Las suites del último ilusionista". Francisco Acuyo
            También fantaseaba con que en estas suites (si habitaciones fuesen)  pudiesen ser conciencia y como sujeto de tal, que trataba de observar el huésped, o, si acaso, al fin, el huésped no era sino yo mismo que en ellas habitaba. Exigía la observación plena y atenta como plegaria natural del alma para discernir esta diferencia. Pero, supe que era una suerte de anónima sustancia, música o habitáculo, un ámbito de trascendencia.

            He aquí que, en el desfile de personajes en forma de dedicatorias, son el ángulo (Alehp) borgiano donde cada persona puede ver y entender el mundo como una singularidad exenta de cualquier ley física que me comunica que la vida es, ante todo, un cometido, una encomienda, una misión.

            Durante los días de confinamiento puede oír como nunca antes el silencio atronador, que es vital para la vida de los hombres, Puede escuchar y contemplar lo que creí yo el eco de tantos otros silencios fundamentales. Vi germinar las flores del balcón y secarse otras y entender que la observación, la contemplación, era el paso genuino hacia la creación. En este teorema de percepción y vida creativos se sustentan todos y cada uno de los poemas que habrán de conformar la unidad de este librito.

            Supe de la naturaleza, en fin, de este ilusionista (quizá el último que lo reconoce) que sabía el truco, la estratagema, la prestidigitación de la mente, que en modo alguno es una entidad por sí misma, pues, nada puede conocer ni entender fuera de ella misma. Sus representaciones, los poemas, ofrecen las impresiones de un mundo que se presenta así mismo como una ilusión, eso sí de una profundidad prolífica y opima. Supe, en la contemplación de todos aquellos personajes que forman parte del libro en forma de dedicatoria, que ellos conmigo formaban porción de lo que creía una exterioridad, cuando en realidad yo ya formaba fracción imprescindible de ella.

            Supe de la lógica ilusa de la identidad porque nada hay discontinuo entre lo que percibimos y aquello que nuestra (la conciencia) percibe. Son manifestaciones de este ascesis el amor, la amistad, el dolor compartido, la aspiración a lo trascendente…, que están ahí para crear lo verdaderamente nuevo. Hablamos, escribimos, y ese lenguaje nos constituye, pero lo que lo hace universal es precisamente el vigor y el impulso de ese amor, de esa amistad, de ese dolor compartido, de esa aspiración a lo trascendente…

            Gracias a estos poemas y sus figuras (personales, animales, vegetales…) pude dejar en su construcción imaginativa de ser yo, para ser el universo todo que aquellos constituían, y supe, además que todas y cada una de las ilusiones me instruía, me amonestaba de la realidad de la conciencia que, paradójicamente, las advierte.

            Una vez más entendí que la poesía podía ser la ciencia de la paradoja en la que las leyes que creemos construyen el universo no son inmutables mecanismos, sino un suerte de organismo vivo que interacciona y cambia, y que la lógica, cuando es poética, nos enseña a desconfiar de las supuestas excelencias de ella misma.

 

Francisco Acuyo



Brevísima y elemental aproximación a "Las suites del último ilusionista". Francisco Acuyo



 

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