martes, 28 de enero de 2020

PODER POÉTICO Y PODER POLÍTICO


Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Poder poético y poder político.



PODER POÉTICO Y PODER POLÍTICO




Poder poético y poder político. Francisco Acuyo



Siguiendo el hilo de la anterior reflexión[1] sobre la actualidad del ejercicio literario que pretende ser poético, bien merece traer a colación aquel razonamiento de Bloom en su, Poesía y creencia,[2] y que nos advertía, en relación al Milton de su época, vivir un momento en el que se hace manifiesta una huida de la poesía de nuestras Academias literarias, ahora convertidas cada vez más en templos de resentimiento social. [3]

                Creo que ahora más que nunca se hace evidente el enfrentamiento entre el poder social y político frente al genuino poder poético. Así mismo me parece esencial constatar los grandes de la poesía amparados por el phatos y la potentia vitalista de su genio, frente a los escritores programáticos que pugnan por sobresalir al pairo del olvido o el silenciamiento de aquellos, amparados por los designios marcados por la jurisdicción y señorío de la razón política.

                Si para el poeta verdadero el empuje, la pulsión creativa están amparados por el poder de lo sublime, de lo que se eleva y trasciende, en fin, del espíritu, para el escritor gubernativo que quiere ser poeta, su inclinación se designa por la usanza ideológica y el gusto administrativo de las convenciones sociales animadas al uso y al consumo interesado de lo político. El poeta del espíritu, lejos del clero secular de lo políticamente correcto, vive en su pasión creativa que es el poema y que en modo alguno esta desligada de la armonices mundi que integra su tránsito existencial que, gracias a la poesía, obtiene significado.
Poder poético y poder político. Francisco Acuyo

                Si bien muchos son los llamados y pocos los elegidos, el clero secular de las academias  y profesorado, se encargan de configurar el canon según los criterios relativistas acomodaticios de la posmodernidad, plegados las más de las veces al poder de lo político. Moderan sus juicios literarios y extraliterarios (nunca poéticos) al albur de dualismos varios desde donde defender ideológicamente sus presupuestos e hipótesis de investigación y taxonomía de lo supuestamente mejor y más representativo y donde la palabra literaria no es sino la máscara que se adecúa a lo que interesa.

                No resulta extraño que frente a esta iniciativa de poder literario político se encuentre en un onda muy diferente del monismo característico del poeta de genio, en el que la sensación , la emoción, la misma experiencia cualesquiera que sea, siempre está inducida por el poder y la trascendencia del espíritu (poético), donde la palabra y la acción son la misma cosa, y donde el deleite de la creación se sitúa siempre más allá del principio del placer.

                Es así que el poder de lo poético es ante todo una fuente de libertad expresiva, pero también estética, filosófica, cognitiva y, sobre todo, espiritual que acabará enlazando con lo trascendente. Esta será la naturaleza del poder poético, se sitúa más allá instrumento trópico, retórico, fundándose como la cualidad y condición especial y esencial del lenguaje verdaderamente poético.

                Abundaremos más tarde sobre esta cuestión de empoderamiento del lenguaje poético en relación y diferencia de otros lenguajes (literarios o no).

Francisco Acuyo


[1] Acuyo, F.: Ancile, Creación poética: la destrucción o el amor, https://franciscoacuyo.blogspot.com/2020/01/creacion-poetica-la-destruccion-o-el.html
[2] Bloom, H.: Poesía y creencia, Cátedra, Madrid, 1991, p.83.
[3] Ibidem.



Poder poético y poder político. Francisco Acuyo

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