martes, 19 de septiembre de 2023

DE LA INICIACIÓN A LA PALINGINESIA HERMÉTICA Y CIENTÍFICA

Para la sección de Ciencia del blog Ancile, y bajo el título de: De la iniciación a la palinginesia hermética y científica, ofrecemos una nueva entrada.



 DE LA INICIACIÓN A LA 

PALINGINESIA HERMÉTICA Y CIENTÍFICA


De la iniciación a la palinginesia hermética y científica,  Francisco Acuyo


 

No debe resultar extraño que el científico deba pasar por un momento de iniciación y palingenesia similar al del rito hermético iniciático. El científico inicia su transformación al conocimiento de la ciencia mediante la iniciación a la metodología que le es propia para alcanzar el saber que puede discernir la verdad que estructura y dinamiza la naturaleza. El renacimiento y regeneración a través de la ciencia es algo emblemático para el iniciado en su conocimiento, para ello deben morir a otras formas de entendimiento (religiosas, mágicas, rituales…) que se suponen eran como poco protocientíficas o directamente supersticiosas. Los iniciados y adeptos se deshacen de todas las ataduras que impiden el supuesto camino hacia la verdad de conocimiento que ilumina la ciencia.

                Dicho esto, ¿hasta qué punto la ciencia ha conseguido en realidad deshacerse del simbolismo de las raras y enigmáticas alusiones al espíritu del saber verdadero al que aludían alquimista de la tradición hermética? ¿Podremos encontrar las cesuras, las fronteras, los límites exactos en donde la ciencia natural y profana delimita  el ámbito de lo hermético iniciático?

                Para muchos estas fronteras están claras y se encuentran en la propia metodología racional y experimental que caracteriza a la ciencia. Así, toda potencia, facultad, fuerza, energía psíquica está positiva y mecánicamente condicionada por los factores empíricos que conllevan a la necesaria renuncia a cualquier fenomenología del espíritu.

De la iniciación a la palinginesia hermética y científica,  Francisco Acuyo
                En cualquier caso, hoy que comienzan a ponerse en duda aquellos aspectos positivo mecánicos de la misma ciencia, en virtud de los limites a los que ha llevado algunas de sus disciplinas (la física, la lógica, las matemáticas, por ejemplo), es también evidente la violenta reacción de estas mismas facciones de científicos que se atan dogmáticamente a sus principios, en claro declive teórico y sobre todo práctico (véase la física cuántica, como ejemplo paradigmático).

                Pero también es evidente el necesario renacimiento factual por parte de otros miembros ilustres y destacados de la ciencia, donde este renacimiento o palingenesia ya no es una mera alegoría, sino una realidad tan necesaria como cualquier hecho físico o material, pues de este renacer depende el fututo mismo de la ciencia,[1] porque los límites y misterios que exponen son primordiales para la aceptación de una incapacidad indiscutible para resolver todos los problemas.

                El convertir y cambiar la naturaleza para encontrar lo que se busca, es un principio hermético que hoy día se hace más preciso que nunca en su reconocimiento, si es que la realidad de la conciencia, del espíritu, se impone necesariamente desde los límites de la misma ciencia.

                El fenómeno de la retrocausalidad[2] (donde los efectos preceden a las causas en la escala cuántica es un ejemplo palmario del este fenómeno), y entre otras consecuencias, pone énfasis en que la conciencia tiene un efecto incuestionable obre la materia, y donde los experimentos de la elección retardada llegan determinar ¡los acontecimientos del pasado!, todo lo cual nos lleva a pensar no solo sobre la extraña naturaleza del tiempo, sino su misma realidad y existencia.

                De este renacimiento seguiremos hablando en próximas entradas del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

               



[1] Evola, J.: ob. cit. pág.

[2] Partículas que saltan de un estado energético a otro sin que y extraigan energía de ninguna parte,  o la conexión entre ellas da igual el nivel o dimensión en que estén separadas y sin vínculo aparente y de forma instantánea poniendo en duda hasta la misma contante de la velocidad de la luz y traspasan las fronteras de las convenciones de la direccionalidad del tiempo donde, por cierto, las partículas subatómicas pueden ver el futuro, aunque los humanos, teóricamente no podamos hacerlo.

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