viernes, 1 de septiembre de 2023

LA INTUICIÓN TRASCENDENTE, ENTRE EL CISMA DE LA CIENCIA Y EL USUFRUCTO DE LA RELIGIÓN

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile, seguimos reflexionando sobre la ciencia y los influjos de disciplinas consideradas como protocientíficas o incluso opuestas a la misma ciencia, esta vez bajo el título: La intuición trascendente, entre el cisma de la ciencia y el usufructo de la religión.



LA INTUICIÓN TRASCENDENTE, ENTRE EL CISMA

DE LA CIENCIA Y EL USUFRUCTO DE LA RELIGIÓN



 

La intuición trascendente, entre el cisma de la ciencia y el usufructo de la religión.Francisco Acuyo



Será una paradoja exquisita aquella que dé respuesta a la interrogante de por qué los humanos creemos de forma innata. De dicha refinadísima paradoja se deduce que uno de los productos de esa mentalidad mágica es la propia ciencia.[1]

                Ante esta primera exposición, seguramente para muchos harto sorprendente, debemos hacer presente una interrogante: pero ¿hasta qué punto pudo el pensamiento mágico pudo influir en el método y la dinámica legal de la propia ciencia?

                Muchos de los padres de la ciencia, es claro, que bebieron de las fuentes arcanas, ocultas, esotéricas de las que el hermetismo ocupa un lugar muy destacado, sin menoscabar las corrientes de pensamiento neoplatónicas y la misma cábala judía.

                La idea avalada por no pocos cosmólogos por la que el universo más parece un gran pensamiento que una estructura netamente material regida por leyes azarosas, es en realidad una visión netamente hermética (reconocible en la gnosis) que deviene como la fórmula: Dios es el universo, y el universo es Dios.

La intuición trascendente, entre el cisma de la ciencia y el usufructo de la religión.Francisco Acuyo
                No debe extrañarnos que uno de los padres de la astronomía (y de la posterior astrofísica), como fue Kepler, estuviese emparentado su pensamiento con la tradición oculta hermética del Renacimiento, pues creía que los planetas contenían vida y alma propias, y que la misma doctrina de Hermes Trimegistro estuviese empapando su extraordinario Harmonices mundi, que había de dar las claves de la traslación planetaria; así decía: es un placer para mí burlarme de los mortales con el reconocimiento de que estoy robando las doradas copas de los egipcios para construir un sagrario para mi Dios[2]

                Resulta para mí inevitable también traer a colación la figura del genial Giordano Bruno, mártir no solo de la ciencia, sino de la sabiduría hermética, quien establecería en su momento una idea revolucionaria que más encajaría con una teoría cosmológica moderna que de su propia época, para ello no tenemos más que asomarnos a su De l’infinito universo e mondi, que dejaría a Copérnico periclitado, ya que creía que el universo no estaba sujeto a un espacio limitado de estrellas fijas, sino que este era infinito, posición que le sitúa muy cercano a la visión de la curvatura espacio temporal de Einstein, pues más allá de la circunferencia convexa imaginaria del universo se encuentra el tiempo,[3] idea quizá inspirada a su vez en un pasaje de Asclepio, en el que Hermes habla de una región más allá de los cielos ilimitada.

                No serán estos los únicos que encontraban fundamento a su teoría científica en principios del hermetismo, podíamos añadir a la lista a Tommaso Campanela y al propio Galileo, contemporáneo suyo, que, aunque intentó buscar distancia del saber esotérico,  no puede negarse la relación de admiración hacia Bruno y su inevitable conexión con el hermetismo (que habría de dar lugar a Al khem, la alquimia) y todo el despliegue de interés sobre esta disciplina en personajes destacados de la ciencia moderna como el ya mencionado Isaac Newton.

                Seguiremos avanzando en este sendero de ¿extrañas? relaciones entre las ciencias oscuras y la ciencia moderna en próximos capítulos de este blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

 



[1] Picknett, L. y Prince C.: El universo prohibido, los orígenes ocultos de la ciencia moderna, Ed. Luciérnaga, Barcelona, 2018, pág. 17

[2] Kepler, J.: Harmonices mundi, American Philosophial Society, 1997.

[3] Bruno, G.: De l’infinito universo e mondi, Tecnos, Madrid, 2019.


La intuición trascendente, entre el cisma de la ciencia y el usufructo de la religión.Francisco Acuyo


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