jueves, 7 de septiembre de 2023

LA "GRAN OBRA" HERMÉTICA Y LA TEORÍA DE "LA GRAN UNIFICACIÓN" DE LA FÍSICA MODERNA

 No pudiendo dejar de indagar sobre la vieja ciencia y arte hermética y sus conexiones con las más recientes indagaciones de la modernidad, para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: La gran obra hermética y la teoría de la gran unificación de la física moderna.


LA GRAN OBRA HERMÉTICA Y LA TEORÍA

DE LA GRAN UNIFICACIÓN DE LA FÍSICA MODERNA



 

La gran obra hermética y la teoría de la gran unificación de la física moderna. Francisco Acuyo



El sueño de la ciencia actual moderna está emparentado muy estrechamente con el principio de Uno el todo, a su vez vinculado con la Gran Obra hermética. La teoría de la gran unificación es el sueño de la física moderna, donde la gravedad, por fin, pudiese, sin controversias ni contradicciones, encajar con las fuerzas elementales y fundamentales de la naturaleza, a saber: la fuerza nuclear débil[1], la fuerza nuclear fuerte[2] y la electromagnética.

                Esto supondría poner fin a las contradicciones entre dos de las más importantes e influyentes teorías de la física moderna, la relatividad general y la mecánica cuántica. El intento de Einstein y Kaluza es uno de los más célebres, aunque todoshasta la fecha resultaron infructuosos. La gran unificación, en su esfuerzo teórico y matemático, quiere ser la solución para una teoría unificada que explique conjuntamente la complejidad estructural del universo cósmico y del cuántico, que permanecen en una suerte de tensión, que se me antoja análoga a la que el alquimista tenía ante la representación de la naturaleza como sub specie interioratis, la cual venía a reflejarse en la antítesis entre la materia y el espíritu, el mundo y el supermundo.[3]

                Ante la necesidad de extraer significados de los orbes de lo infinitamente pequeño (mundo subatómico) y de lo infinitamente grande (el cosmos), no podemos dejar de traer a la memoria el esfuerzo del Arte Hermético por iluminar un nuevo sentido de las analogías en pos de una búsqueda de la realidad de lo que quieren relacionar. ¿No será este intento de la nueva ciencia un velado esfuerzo por recomponer lo figurado frente a la literalidad mecánica de la antigua ciencia ante los enigmas expuestos por la nueva ciencia? ¿no será que se requiere un esfuerzo creativo, artístico, más que el supuesto imperio metodológico usado por la ciencia mecánica?

                La simbología, la analogía, la metáfora, la sinestesia… y otra suerte de manifestaciones trópico retóricas, resulta que pueden tener una importancia rara vez reconocida por la propia ciencia, aunque hagan uso de estas figuras en no pocas ocasiones y de manera constante. Los que utilizamos estas herramientas de manera habitual sabemos claramente que vivimos la palabra unida a lo que representa en el mundo (exterior e interior), y lo hacemos más allá del tiempo o el espacio, en virtud a las características singulares de los símbolos utilizados, pues nos conectan también, graciosamente, con las cosas invisibles, y nos hacen interactuar con los dáimones, genios y númenes que nos conectan a su vez con las dinámicas y fuerzas (ocultas) que determinan determinados procesos en la naturaleza. Es éste, para nosotros, un proceso resueltamente alquímico que conecta al poeta con la Gran Obra hermética.

                No puedo dejar de entrever que las almas más inquietas e inconformistas de la ciencia, cada vez con más frecuencia, hacen uso de estas herramientas tan poco ortodoxas para la ciencia convencional. Los fundamentos tradicionales del universo mecánico: tiempo, espacio, materia y causalidad, son invertidos destrozando aquellos principios básicos de dicha disciplina tradicional. De hecho, no sé si el propio Einstein era consciente de la revolución que supuso su teoría en el propio ámbito del mismo centro del método científico, pues exigía no ser literal, mecánico y absoluto. O, posteriormente, los científicos del cuantum, cuando concluían que la materia se diluye en los dominios del mundo subatómico, y esta misma y la energía se transforman e intercambian, y donde la sustancia desaparece por la probabilidad de ser y la causalidad  se diluye. O cuando la no localidad expone que las partículas mantengan una extraña interconexión entre ellas, dando igual la distancia a la que se encuentren, exponiendo una unidad del mundo que nos regresa a la ciencia y arte herméticos de la alquimia, que reconoce un anima mundi que todo lo relaciona.

                Si estamos o no en un momento crucial de la ciencia, lo está diciendo los propios límites de la misma sujetos a la visión mecánica, lineal, determinista y literal de su metodología que en su fracaso de explanación total, acaso clama por una revolución de sus principios.

                Veremos en próximas entradas esta situación, y será en las páginas de este blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

               



[1] La responsable de la radioactividad.

[2] La que une a los quarks para formar protones y neutrones.

[3] Evola, J.: ob. cit. pág. 41.



La gran obra hermética y la teoría de la gran unificación de la física moderna. Francisco Acuyo


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