
Así las cosas, y
bajo este deslumbrante y seductor influjo tuvo lugar este poema (un fragmento os ofrezco,
se publicará íntegro en la edición próxima de Abaddona en la editorial Jizo; también expongo al final el enlace al trailer del corto) que
ofrezco para la consideración del interesado, no sólo de la poesía y del cine, también en
el universo misterioso de los libros antiguos que siguen, consciente o
inconscientemente, manteniendo su extraordinaria fuerza, inducción y
ascendencia para gozo de las generaciones presentas y futuras.
CRÓNICAS DE ENOCH
FRAGMENTO
Al grupo Tres y acción,
Por su ángel Abbadona
Demonio, hermano mío, mi semejante
Luis
Cernuda
I
ENOCH, mi hermano; la bella
relación dejó sellada:
del gran luminar benévola
razón nos cuenta que hablara
el relato en confidencia
de la belicosa máquina
celeste que al hombre muestra
en sus páginas lacrada,
pues hierofante y albacea
sobre estos textos consagra
la iniciática estrategia,
si inscrita puebla sus páginas
la estirpe toda arcangélica
que signarlo quiere heresiarca,
e impresa dejó la estela
que sigue en líneas varias:
“Alas extiende y cadenas
las que en campo de batalla
arcangélica hueste extrema,
ora oscura, ora diáfana
cohorte de figuras trémula
que, desde la noche avanza,
si sombra no, centinela
de una luz siempre sonámbula.
Cada arcángel, por la niebla,
dejar apenas en cada
rostro pudo, si sospecha,
como tenebrosa máscara,
la impávida muerte expresa.
En el cíngulo la espada
tinta todavía muestra
cruel de sangre vigilancia.
De Dios desertor, apenas
caído el ángel, la escuadra
al fin alevosa deja
y, en pos de la luz más clara
del redil divino, espera
piadosa, por la arrogancia,
redención a su anatema.
Soledad sin esperanza.
A la súplica respuesta:
soledad sin esperanza,
y en ella al fin la azucena
del silencio se derrama,
pues por el mundo frontera
a tanto olvido no hallara,
ni a su sueño centinela,
ni a su sombra luminaria.”
Francisco Acuyo
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