En la sección intitulada Poema semanal, incluimos hoy el poema Un narciso, correspondiente al libro Cuadernos del Ángelus que, aunque publicado con posterioridad al que fuese mi segundo conjunto poemático, No la flor para la guerra, está compuesto con poemas de la época del que fuera mi primer poemario La transfiguración de la lira, a la sazón incluido posteriormente bajo este título. Son, pues, estos poemas hijos de aquellos momentos iniciales de mi andadura como poeta y este poema una recurrente muestra más del mito de Narciso como reconocimiento del sí mismo en el agua o el espejo de la poesía, para mayor gloria de la muerte simbólica que supone dicho reconocimiento.
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UN NARCISO
Para Bernardo Olmedo
«Algo miró después de sí la muerte»
Gabriel Bocángel
LÁGRIMA que del iris brilla para
bruñir la orilla al río ni siquiera,
o la corola cuya flor negara
herida de colores la ribera.
O el labio casi abeja que a llevar a
rubor el traspasado sol quisiera,
o el cáliz tembloroso que tocara
donde clavel rocío no supiera.
Hubiera la memoria trascendido
claridad, transparencia, luz, dorado
jardín de mirtos verde florecido.
Mas dormirá la noche su cuidado,
si en sueño vibra aroma parecido
la clara flor que hubiera iluminado.
Francisco Acuyo, del libro Cuadernos del Ángelus (1992)
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