lunes, 18 de abril de 2022

LA CIUDAD ILUSTRADA, Nº 17, CON D. FRANCISCO FERNÁNDEZ

Para la sección de Noticias del blog Ancile, traemos un nuevo post dedicado a la primicia editorial del pliego nº 17 de La ciudad ilustrada, dedicada al profesor, fotógrafo y muy querido amigo D. Francisco Fernández, y editada por Entorno Gráfico Ediciones. La presentación de dicho pliego tendrá lugar el día 22 de abril a las 19.30 en la librería Picasso, en la calle Obispo Hurtado de Granada. En este post ofrecemos un fragmento de la aportación de Francisco José Sánchez Montalbán, profesor, fotógrafo y actual Decano de la Facultad de Bellas Artes de Granada, otro fragmento del también profesor y fotógrafo Javier Leal y un poema de Antonio Carvajal dedicado a nuestro maestro de la fotografía. Intervienen también en dicho pliego Francisco Silvera y quien suscribe, con un poema, dedicadas ambas intervenciones también a D. Francisco Fernández. Ilustran el resto de páginas de este pliego fotografías del artista seleccionadas por Javier Leal, bajo la supervisión del autor para tan señalada ocasión, de las cuales escogimos algunas para esta especial entrada de nuestro blog.



pliego nº 17 de La ciudad ilustrada, Francisco Fernández
Fotografía de Javier Leal




LA CIUDAD ILUSTRADA, PLIEGO Nº 17, 

CON D. FRANCISCO FERNÁNDEZ




pliego nº 17 de La ciudad ilustrada, Francisco Fernández
Francisco Fernández






REVISIÓN DE TEXTOS SOBRE FRANCISCO FERNÁNDEZ




Esta es una revisión de textos seleccionados sobre Francisco Fernández, maestro de la fotografía.

Con motivo de la edición de este pliego nº 17 de La ciudad ilustrada, dedicado a Francisco Fernández, me permito reunir algunas de las ideas que durante años me han hecho sentir y pensar la obra y la formar de trabajar de Francisco Fernández, con quien tanto he crecido y andado. Tanto para exposiciones, catálogos y otras acciones, fueron creándose estos textos, entre la evocación lírica de sus poéticas sobre el retrato, la arquitectura o el paisaje, y la reflexión crítica acerca de su trabajo en el contexto artístico y documental de su fotografía.

En la revisión actual de estos textos me surge la duda de si la cercanía que me une al fotógrafo permite mostrar un discurso demasiado emocional o si, por el contrario, me coloca en una posición comprensiblemente elocuente para discernir críticamente sobre sus procesos de producción y de pensamiento visual. Sea como sea, la vivencia de la creación, más allá de estas comprensibles incertidumbres, sustenta certezas que espero sean, tras su revisión, una forma de actualizar al lector la figura imprescindible de un genuino creador de imágenes a caballo entre la tradición y la más salvaje contemporaneidad.

Y esto es porque su trabajo está claramente marcado por las tendencias del pensamiento visual donde la pose, la actitud ante la cámara, la distribución de espacios o la jerarquía de personajes y elementos se entremezclan con otros órdenes representativos donde la libertad de expresarse sin preocupación busca argumentar la realidad desde una visión personal y subjetiva.

“Pero Francisco Fernández, no muestra, no enseña, ni traduce; habla con palabras bidimensionales. Sus imágenes son voz y discurso; su voz es verdad enmascarada y documento; es mentira y consuelo, pero sobre todo es expresión y calidez”.

“Yo sé con certeza que nadie como el fotógrafo Francisco Fernández es capaz de crear arte del arte. A través de sus fotografías no sólo descubrimos un entorno o una situación, un complejo espacio o sus vicisitudes físicas, sino que, como un mago, es capaz de introducirnos en una lectura de emoción visual, en un espectáculo de fascinación formal, y, en definitiva, en una experiencia de caricias sensoriales”.

“Las fotografías Francisco Fernández se envuelven en un particular uso de las tonalidades y en el dominio de los grises más excelsos y sutiles. Sólo los más profanos creen reconocer un contraste excesivo en sus fotos sin reconocer los tonos altos cercanos al negro cargados de matices, o aquellos grises tan bajos que velan por la sutileza y el detalle. Estos matices crean sentimientos de romanticismo vivo, o de geometrías sosegadas”.

“Pero esas tonalidades, esos perfectos encuentros entre los matices del oscuro, se convierten en la gran firma del fotógrafo; a su vez, dotan de corporeidad a las formas y las atmósferas visionadas. El blanco y negro, lejos del recurso, es el lenguaje, el código que ejerce el fotógrafo para crear. La luz dominada sucumbe ante la cámara para organizarse en efectos preciosistas de generosa delicadeza. La mirada es la dueña, la madre descubridora de otras realidades, y esas otras realidades son las que formulan el arte fotográfico y la susceptibilidad de la verdad frente a la paradoja”.



Francisco José Sánchez Montalbán







pliego nº 17 de La ciudad ilustrada, Francisco Fernández
Francisco Fernández





DIÁLOGOS CON LA MIRADA


 

 

Francisco Fernández se configura como una personalidad decisiva en la Historia de la fotografía contemporánea. Con una obra que trasciende estilos y escuelas, muestra un increíble mundo creativo que ha sido honrado y galardonado en instituciones españolas y extranjeras, divulgado en los catálogos de sus exposiciones y preciado en las publicaciones realizadas por poetas, pintores, escultores, historiadores del Arte... Instantes visibles e invisibles que penetran en la cámara oscura de su mirada y de su memoria revelando una absoluta perfección técnica y un acorde equilibrio comunicativo.

Sus leyes obedecen a potenciales mágicos a los que consigue impartir un intenso dominio visual iniciado en su aprendizaje en la New England School of Photography de Boston, concretado en una excepcional trayectoria fotográfica, transmitido en su labor docente en la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de la Universidad de Granada y proyectado en sus destacadas actividades de difusión cultural que desde 2011 se han visto ampliadas y reforzadas con la inauguración en Torreblascopedro, su lugar de nacimiento jiennense, del Centro de Arte Contemporáneo Francisco Fernández, una referencia obligada para la presentación, reflexión y divulgación de la obra artística.

Su dilatada creación engloba una gran diversidad de dominios, pero es en el retrato donde se siente plenamente identificado. Platón consideraba que las pupilas eran nítidos y precisos espejos, las de Francisco Fernández poseen una indiscutible profundidad, atesoran una habilidad fascinante para entregarnos una aportación inmune al tiempo. Analiza, selecciona, dispara y revela la vitalidad de la propia vida. Reordena lo sistematizado, le otorga cadencia, aflora el placer de contemplar como estado de gran receptividad objetiva; todo lo que vulnere la realidad está ausente, aunque nos ofrece una visión de la misma desconocida. Representa la tangible presencia de una relación humana respetuosa, afectuosa y duradera con figuras relevantes del universo cultural, portadoras de valores absolutos en los que el espectador se puede reconocer. Ver se convierte en mirar, oír se transforma en escuchar, permitiéndonos relacionar los campos del conocimiento y acceder al disfrute de la comprensión, potenciando el deseo de saber, implicándonos en una actividad intelectual y emocional, provocando una respuesta, una reacción… La obra de arte está incompleta sin este escenario de recepción iluminado por el discurso secreto de los retratos de Francisco Fernández. Imposible trasladar justa e íntegramente las innumerables personalidades que ha fijado en su fotografía y en su corazón, como imposible es no recordar sin admiración y agradecimiento sus diálogos con la mirada.



Javier Leal Moreno






pliego nº 17 de La ciudad ilustrada, Francisco Fernández
Francisco Fernández






FÁBULA FLUVIAL
(GUADALQUIVIR CON NARCISOS)




En la mañana espléndida las heridas de plata se encienden
y un índice de nácar alza al sol una cata de miel.
En el agua las básculas del sudor y los sueños pretenden
gratinar el azúcar que la luna ha dejado en la piel
de los que no la entienden.

Unas miradas fúlgidas los anillos de sangre sorprenden
y los lavan con dúctil jabonío más copia en papel
para que guarden fértiles huellas tantas de quienes los venden
tras secarlos con táctil donosura en un pálido arel
aunque los entienden.

Gime el río sus curvas como goznes que oxidan las horas
y en las ramas y yerbas y en las aves que beben en él
o en paráclitas cuevas donde sólo del sol llegan halos
y sus trinos entienden

ve Francisco: los mira como saben mirar pecadoras
almas la luz que espera redimirlas del gusto de hiel
que les marcó la cara. Y las bocas se tornan onfalos
porque jamás la entiende.



 

Antonio Carvajal






 

pliego nº 17 de La ciudad ilustrada, Francisco Fernández
Francisco Fernández


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