sábado, 30 de marzo de 2024

ACOPIOS DE PACIENCIA, POR ANTONIO CARVAJAL

Mi muy querido amigo Antonio Carvajal me envía el texto que sigue y que intitula, Acopios de paciencia, y que incluyo en la sección, Extractos críticos, para la que, a mi juicio, viene muy apropósito porque da algunas nociones de no poco interés para quien quiera y sepa apreciarlas.



ACOPIOS DE PACIENCIA, 

POR ANTONIO CARVAJAL



De Giorgo de Vasari



  Glosa al comienzo de "Ciudades de provincia" (1979, Siesta en el mirador)


GLOSA A UNOS VERSOS PROPIOS


Acopios de paciencia, 
retenciones de cólera, tensiones 
entre hartazgo y desprecio,
todo lo que el entorno exige, obliga 
para esa convivencia que no es sueño 
porque la angustia tiene bulto, y consta.  


Acopios de paciencia.

Más de 70 años esperando. ¿Qué? La libre disposición de mis horas. ¿Y? No lo he conseguido. ¿Por? Blando de corazón, o sea, flojo de carácter. 

Retenciones de cólera. Me enfurece la vana frivolidad con que se desprecia a quienes tratan de hacerme bien. Acaban de publicar una antología de Francisco Silvera elaborada con poemas míos y mi furor ha sido triple: 1, porque la gente me ha demostrado que no se me estima por la calidad de mi obra sino por el poder de quien edita; 2 porque Silvera elaboró y publicó otra antología hace años, que no mereció ni una mención, aunque es excelente: la editorial de entonces no trasminaba capitalismo; y 3, porque llega tras haberse negado la editorial que ahora sí publica a recibir siquiera la antología que Antonio Chicharro le propuso so pretexto de que sería abrir las compuertas a los aluviones novos, novísimos y postnovísimos, aluviones que han colmatado desde hace años el catálogo de la editorial, con ostensible menosprecio de la obra de mis antólogos y ultraje a la mía. Más de 30 años callado, reteniendo la cólera ante desprecios, menosprecios y otras groserías, se han visto pródigamente aventados porque, "o infelix culpa", me sentí obligado por la amistad y acepté en mala hora el honor de un premio donde se invoca a Góngora pero molestan sus versos (v.gr. "Dineros dan calidad..."), porque me honran después de pasarme por delante durante años y años otros honrados que ni siquieran me igualan, con lo que el don sin din me suena a cascado retontón de retintín; para colmo, se enfadan con quien me elogió porque invirtió en mí el tiempo que algunos habían dilapidado en adular a ciertas autoridades postizas. Años y años de tensiones entre hartazgo y desprecio, soportados con paciente rostro de modelo para tallistas de imágenes penitenciales. En fin, que no se podrá decir de mí que no he dado generosamente todo lo que el entorno exige, obliga para esa convivencia que no es sueño. Así que como el grajo de Poe he dicho "nevermore" (entiéndase: jamás), y he decidido pedir a las instituciones que propusieron mi candidatura a un premio de Granada que la retiren porque la angustia tiene bulto, y consta y es demasiado el agobio que me produce llevar 20 años soportando los desdenes de los jurados sucesivos hacia respetables y muy dignas instituciones, desdén que repercute en mí como evidente ninguneo.  

Seguro que me tildarán de soberbio, vanidoso, maricón, rojo trasnochao, chulo de mierda, cateto, y muchas más execraciones que llevo oyendo toda mi vida. Si confunden presión y coacción, ¿cómo van a distinguir entre orgullo necio y sentido consciente del decoro?




Antonio Carvajal






4 comentarios:

  1. Lo único incontestable es la obra y la tuya es inmensa y permanecerá. La catetez, la envidia tan hispana, el insulto, la necedad, todo ello será una diminuta lágrima en la lluvia tan anhelada que se olvidará. Gracias por todo, maestro y poeta Antonio Carvajal.

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  2. Pacientia excelentemente representada en imagen y texto gracias Antonio

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  3. Leer a Antonio Carvajal Milena, es escalar la cumbre de su altura poética con el gozo del ascenso, con la certeza de que estamos inmersos en un grado superior de poesía, es reflexionar a través de sus versos y sumergirse en su universo poético en religiosa meditación, con verdadera devoción, con la curiosidad y el asombro ante su magisterio, pero, también por el descubrimiento de la persona, de su ironía, su sentido del humor, y de su sensibilidad ante otros aspectos del arte; es saber algo de sus afectos y de las cosas que ama y con las que vibra. Concha Ortega

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  4. ¡Cuánta razón tienes, Antonio! Bien lo saben quienes no transminan poder y capitalismo

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