Para la sección del blog Ancile: Poesía y matemáticas, la aproximación al tema titulado: Las construcciones intuitivas de la matemática y de la lengua (en la poesía).
LAS CONSTRUCCIONES
INTUITIVAS DE LA
MATEMÁTICA Y DE LA
LENGUA (EN LA POESÍA)
LA argumentación intuicionista
sobre la matemática como actividad autónoma e independiente, excede las
garantías de las construcciones formalistas (y logicistas), en tanto que,
argumentan, en modo alguno las necesitan. Este postulado es capital para
entender la argumentación intuicionistas de las matemáticas. Es una ¿singular?
coincidencia con la aspiración de un grupo de estudiosos –y creadores- de la
poesía, cuyo arte (¿y ciencia?) se le
sitúa siempre un paso más allá del fenómeno literario, amparándose no sólo en
el acervo de cada vez más numeroso de los estudios literarios al respecto,
también, y sobre todo, en la misma particularidad del manejo de la lengua, sus
configuraciones semánticas vinculadas al símbolo, así como a los mismos
principios lógicos que estructuran la gramática y el constructo sintáctico de
la lengua[1]. Las divergencias vendrán, por otra parte, en
la atención que se le presta a las antinomias que pueden presentar en su
contexto las matemáticas y el lenguaje literario (y sobre todo el poético) en
razón de la desviación de la lógica de la norma lingüística. Para el matemático
–intuicionista- estas contradicciones son el resultado de la falta de fidelidad[2]
a sí misma – a la matemática- de muchas de las ramas que constituyen su compleja
y extraordinaria disciplina. Para el poeta (y el lector atento de poesía),
estas contradicciones lógicas son la sal y el pan cotidiano de sus especiales
fundamentos discursivos.
La
intuición matemática, no obstante, bebe de las fuentes kantianas, la cual
rechaza que sus proposiciones tengan que inferirse necesariamente de los
principios de la lógica[3].
Queda emparentada la poesía a esta visión intuicionista en tanto que su lógica
dicta mucho de reflejar en sus constructos expresivo creativos, los principios
de la lógica positiva (a fuer de servirse de ellos en la estructura gramático
sintáctica de la lengua en la que se
construye), de hecho, se solaza en muchas ocasiones de la genuinidad de sus
antinomias y paradojas[4].
Así mismo el intuicionismo matemático coincide plenamente con la apreciación
del iniciado en el mundo del arte y ciencia poética, en tanto que no debe
confundir la experiencia de las intuiciones (poéticas y matemáticas) con la
descripción y comunicación teórico literaria y lingüística, por lo que puede
afirmarse que las reglas de la lógica clásica no tiene por qué interferir en la
construcción del artefacto poético (asunción hecha por este matemático intuicionista),
y, habida cuenta de su andamiaje cual es el de la lengua, puede inferirse que
muy bien puede ser independiente de la lógica –clásica- que lingüística y
literariamente la describe, por lo que, en cierto modo, estaríamos, cuando no ante un
desvío de la misma norma que instituye la lengua, en una suerte de metalenguaje
que muy singularmente acaba caracterizándola.
La
superación de la representación lógico lingüística en poesía (también en
matemáticas, sucede en algunos casos) se dice que va más allá de su propia
construcción deformando la realidad metaliteraria de la misma. No obstante, el
impulso creativo (intuitivo o intuicionista) del poeta no se
plantea (como es
el caso el matemático) sobre si el producto de su intuición es o no posible ya
que surge, sino de una entidad puramente abstracta, como sucede en matemáticas (si
estas se basan en la sucesión natural de números), sí como entidad en la que se
suceden los símbolos y dinamismo peculiares que la constituyen de manera
genuina, pero, y aquí la gran diferencia con la matemática, en pos de una
finalidad expresivo creativa que aspira a entender, interaccionar y
cohesionarse con el mundo de manera plena, así las cosas, no le interesa tanto
crear mundo ideales matemáticos autosuficientes de la realidad empírica, como
sumergirse en la supuesta realidad experimental para distinguir o detectar lo
que le es común a su espíritu –sintético- creativo con aquella para consumarla,
interpretarla o cambiarla.
No
obstante de lo anteriormente argumentado, debemos tener claro que, para el
participa de la visión intuicionista de la matemática, la proposición que la
instruye, en su singular construcción, se establece como una experiencia en sí
misma, aunque no esté ligada a una percepción externa. Si también decíamos que
es aquí donde las verdades matemáticas y las poéticas establecen un rasgo
capital de diferencia, sin embargo, también resulta lícito interrogarse, si es
posible que un constructo poemático
pueda establecer una verdad evidente en sí misma, y cuya experimentación
no sea necesariamente perceptiva. No es extraño encontrar creaciones poéticas
que, tras de una experiencia vital intrínseca
sobre cuestiones abstractas, el anhelo trascendente, el amor, variados valores
éticos…. se expresen como íntimas e intransferibles experiencias que no tiene
un sustrato que las ligue a la percepción externa, aunque luego, como sucede en
muchos casos, se identifique expresivamente con determinadas experiencias
perceptuales (véase, por ejemplo, la mística poética de San Juan de la Cruz)
cuya trascendencia se ve manifestada a través de la metáfora y la analogía de
lo sensorial (en el caso del autor del Cántico espiritual, del amor sensual),
pudiendo darse también el caso inverso: una experiencia perceptual motiva una
determinada proposición poética sobre valores abstractos no perceptivos
(éticos, trascendentes…).
Es
evidente que no vamos a dar solución a la vieja controversia harto debatida en el ámbito de la creación
poética sobre la poesía pura o impura (también antigua en las matemáticas –puras-en
relación con las aplicadas), toda vez que se debe -o no- la poesía perceptual –impura
o netamente experimental y falsificable- absorberse en la intuición poética
pura.
Indagaremos
más profundamente en próxima entrada sobre la puridad en matemáticas, y, si
fuese pertinente, en la poesía.
Francisco Acuyo
[1] Jakobson.
R.: Lingüística y poética, Cátedra,
Madrid, 1998. También en este blog: Acuyo, F.: Roman
Jakobson, sobre lingüística y poética, http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2010/10/roman-jakobson-sobre-linguistica-y.html
[2] Körner,
S.: Introducción a la filosofía de la
matemática, siglo veintiuno editores, México, 1967.
[3] Véanse a
este respecto alguna de las anteriores entradas de este blog:El signo lingüístico
(poético), Lógico y matemático, http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/01/el-signo-linguistico-poetico-logico-y.html
[4] El
concepto de Ciencia de la paradoja (atribuido a la poesía), aparece en: Acuyo,
F.:
Fisiología de un espejismo, Artecittá ediciones, Granada, 2010.
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