Para la sección, Poesía, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Gorriones, undécimo día de confinamiento.
UNDÉCIMO DÍA
GORRIONES
(Harlequinade)
A Esther y familia,
este gorrión de cuarentena.
EN la ventana el gorrión
el universo
examina.
La carne codicia contra
el espíritu, y codicia,
así, el espíritu contra
la carne:
el gorrión aprisa
picotea en el
alféizar
y, después, al
cielo mira.
Veloz de un salto al balcón
ahora se
precipita
y, más allá
del sentido,
el verbo canta
la vida.
Ora está allí, ora aquí,
lejos y cerca,
su caída,
si cerca o
lejos, persigue
con nuevo
salto y confía
en vuelo al seguro azar
donde, en
nueva perspectiva,
el vacío
compasivo
se ofrece sin
medida.
El gorrión es, pero nadie
sabe qué es.
Sensitiva
criatura que
ya entra y sale,
sale y entra
del alma mía.
Quieto un momento el gorrión,
su cabeza
hacia mí gira:
aquel que más
se conoce
menos entiende
la vida.
La libertad del gorrión
en mi claustro
se examina.
Lleno estoy de
entendimiento
cuando el alma
se vacía.
En tu luz vemos la luz.
Allí el gorrión
atestigua
que este
recinto cerrado
abierto está a
la alegría.
El gorrión en la ventana
picotea la
pupila
del tiempo que
nos observa,
desde siempre,
todavía.
Francisco Acuyo
Cuánto simbolismo,bellamente engalanado con tu especial estilo ajeno al tiempo, y buceando en lo más profundo del espíritu. Gracias, amigo. Abrazos.
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