Recogemos en nuestro blog Ancile la entrada reciente de la sección de Poesía del blog de La noche en blanco de Granada, que nos trae los versos del poeta de Chile Carlos Órdenes Pincheira.
Hoy traemos para el blog de La noche en blanco de Granada al poeta Chileno Carlos Órdenes Pincheira, cuyos versos y personal reseña biográfica introductoria traemos para la sección habitual de poesía.
CARLOS ÓRDENES PINCHEIRA
EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA
Carlos Ordenes Pincheira nació el 29 de agosto de 1939 en Santiago de Chile, nieto de españoles llegados a Chile a fines del siglo XIX a mucha honra. Comencé a trabajar a los 11 años en una pastelería, luego de haber estado desnutrido y tuberculoso. Todo lo que he logrado ser lo he construido yo. Sin estudios. Sin ayuda de nadie. Mientras laboraba me me esforcé por aprender a conocer las letras y sus sonidos. Entretanto aprendí numerosos oficios: pastelero, panificador, tejedor, boxeador, carpintero, mueblista, a los 18 años ya comenzaba a escribir las primeras frases con bastante claridad. Mi sueño de niño era ser poeta y me juré serlo, pero muy bueno. Y hay decenas de experiencias que no terminaría nunca de contar. He publicado cerca de 40 libros. me faltan tres. Espero poder publicarlos, aunque en Chile nadie quiere a un poeta libre pensador...
PERRA
le robaste espuma al mar para lucir
tu andar de ser fantástico entre la amarillez de los yuyos...
ser la única nieve tibia caminante ante el asombro de los cielos.
preciosa amiga en los años de dioses caníbales
siempre a mi lado pequeña cordillera nevada.
fuiste mi luz en la oscuridad en senderos de feos olores.
protectora de ladridos asustantes
frente a la violencia de inestables sombras casi humanas...
un día el amor iluminó tu piel.
solo entonces dejaste mi cariño entre las verdolagas
para ir con un grupo a recorrer el potrero y
a saber de qué color son los giros del amor...
siete hijos fue la respuesta del sol en tu aventura:
bellos como piedrecillas bajo aguas dormidas.
tus ojos irradiaban la frescura del paisaje
cuando tus sueños bebían tu ternura...
los tuve, los acaricié con mis manos de ocho años:
suaves, tiernos, apenas gimientes,
tras el paraíso de mamá...
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tristeza de obedecer el mandato de un monstruo:
debí lanzarlos al pozo cercano
obligado por gritos y amenazas se me fue un trozo de vida...
mis lloros y súplicas no fueron suficientes para unos ojos duros, huraños...
nunca lloré tantos ríos de agua salada...
y mi Paloma enloquecida girando en círculos durante horas...
no se puede consolar una madre en ese trance...
sin querer agua ni comida, mi bella amiga quiso morir,
todo un mundo estaba dentro de una lágrima,
era yo un lobezno, solo llanto, pena, por ti,
amorosa perra de pelaje tan alucinante...
entre los hinojos te sepulté. el viento tenía rojos los ojos,
pájaros cantaron su tristeza y
yo, sentado sobre una piedra ,
juré nunca olvidarte...
una estrella cruzó la inmensidad: supe que era tu alma...
AGONIAS HOSPITALARIAS
línea en el horizonte, apenas un trozo, un mendrugo de canto,
espacio dentro de otro y una lluvia en muletas
que va marcando un sello de amplios misterios...
el candil siempre entre nubes que se van llenando de gotas grises,
solo un ave anunciando plenitud de maleficios y
aceites y blancuras derramadas...
la nueva luz deteriora la fulgurante de la noche, vemos
que la rosa se ha desvanecido dando paso a una mal desnudez.
el mapa era lleno de colores y hoy es un trapo sangrante,
perdido en sí... granate de pureza infinita
solo es carbón realzado por desagües de caracoles...
ayer era luminoso insinuado, grandioso.
el amanecer señaló que todo fue ilusión de espantapájaro
en diàlogo con el señor de cristal rumoroso...
miro dentro de mi buscando mi verdadero rostro, escudriño,
intensifico mis afanes.
pero salgo por los ojos y
comprendo que sé mucho menos que antes...
he creído ser roble, sequoia, márbol, piedra,
poderoso frente a los embates del mar..
hoy siento que voy hiedra abajo y es un caer continuo...
la noche pierde su misterio al entrar en los dominios hospitalarios...
aquí solo se alzan el dolor y gemidos de angustia,
se ha perdido la fe, la identidad envejecida de horas herradas...
¿dónde el protector?.
el viento se laca las manos en la fuente de los imposibles...
no tienes un cielo? desde el vientre de todas mis madres decían que sí...
he nacido creyendo en estaciones alucinantes...
me abrigaré con tus vestigios, Jesús,
aunque nada transparente me espere...
iglesia derribada por años piedras...
la fe se diluye entre los escombros...
sus representantes llenaban sus manos de cicuta
tejiendo una alfombra en la calle del pecado...
anoche vino mi aire celeste a decirme que ya había muerto...
estaba tendido, sereno, traslúcido...
las olas negras se alejaron y
me quedé sumido en una reflexión... donde pastaban raras ilusiones...
al final solo un nombre, un color, hechizo, tierra, viento, algo? nada. y esta donde yace? elucubraciones, fantasías de una hoja simulando ser...
y miro, strelitzias, jazmines, clivias, mamilarias;
tórtolas, jilgueros, golondrinas... y pienso: tal vez yo sea una partícula
en las entrañas del universo...
Hospital José Joaquin Aguirre, Enero, 2013, Santiago - Chile
NO QUIERO VERME CAUTIVO
Desmayo de hilos helados,
mensajera que vienes de otros siglos
a cantar,
gemir, llorar...
no toques nidos,
flor, pájaros, no bailes donde duermen niños
en abandono...
no cortes
con tus dedos susurrantes flores-madres-futuras
de las frutas, déjame sentir
tus pasos de muchacha laboriosa,
no me lleves
al misterioso barrio donde el hambre puso en mis pulmones
su huella...
no quiero
verme cautivo de un pan invisible,
aleja de mí esas calles
de fantasmas proletarios
que sin saberlo estaban ya muertos antes de nacer...
no deben
inundarse mis ojos: aquellos entornos
dejaron de ser hace mucho tiempo.
llorosa, ciega de frío,
la noche es una mujer caminando desnuda
entre las horas detenidas...
no podía ser de otra manera;
me empujaste hacia la choza
donde sueño, tiempo un futuro de alas rotas...
ah, lluvia, no quería volver...
ahora soy un niño enlagrimado, miedo
espanto, soledad,
tengo la mirada puesta en el pecho:
las gotas murmuran mi regreso...
Carlos Ordenes Pincheira Titulo: las gotas murmuran...
ResponderEliminarLUMI BRAVO HERRANZ2 de diciembre de 2013 05:02
Cuánto me alegro querido amigo Carlos, me ha encantado comprobar como tu obra llega cada vez a más lugares, trasmites no solo la sabiduría de un poeta que se ha hecho así mismo, sino esa profundidad de tus versos que emanan toda clase de sentimientos, vivencias propias y ajenas. Esa preocupación por las personas más desfavorecidas, por el medio ambiente, y en general por toda esa miseria que envuelve al ser humano tratada desde todos los puntos de vista, desde el egoísmo hasta el hambre. Repito, todo lo que venga de ti, MAESTRO, es bienvenido, es una celebración para los que te seguimos. Un abrazo fuerte Carlos.
Impulsos merecidos, pasando fronteras, para un gran poeta, palabras en poesía desde muy adentro conservando la forma del poeta de antaño y por eso muy bueno, bendiciones y muchos éxitos, gracias, y abrazo,
ResponderEliminarCarlos Órdenes Pincheira, Maestro de vida, poeta de sentires íntimos, de letras cristalinas como lagrimas que ruedan acariciando mis mejillas, la mágica pluma de tu poesía, llega y se interna en al alma, que manera de expresar un dolor y una vida. Como lo admiro poeta, es usted el resultado de una soledad y una libertad que le marco el corazón, tanto como la piel. Es usted una bandera de libertades, y como leía hace algunas horas, solo es libre, quien esta en soledades. Cuanto me alegro que esta noche lo visite mi alma viajando sin fronteras, su obra lo merece, su vida lo reclama. Besos de vida maestro, reciba mi mas grande admiración y mi respeto. Pachi
ResponderEliminarQuerido poeta, usted no logra leer mi comentario, no se que pasa. Si alguien del blog puede ayudarnos? Gracias.
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