DE LA BELLEZA
INAGOTABLE
EN UN UNIVERSO INMARCESIBLE
Cuando hablamos del fin (o de los
límites) de la ciencia da la sensación de que una cataclismo indescriptible se
cierne sobre el producto intelectual lo más valioso del ser humano. El fin de
la ciencia diríase (anunciado por los inevitables límites que acechan desde los
propios confines de su método) es el inevitable declive del espíritu (negado,
no obstante, por ella) de la humanidad. La ciencia no puede tener límites. La
aparición de una teoría final[1],
¿será la prueba irreductible de que así es? Mi visión (como enamorado de la
ciencia) limitadísima de poeta me hace intuir que, de igual modo que la
creación y búsqueda de la belleza es inagotable, también la naturaleza y el
espíritu que indaga en pos de encontrarla lo son igualmente. Si para el
científico el destino final es la explicación del mundo, para el poeta (también
para el matemático) la explicación del mundo se completa en virtud de aquello
que lo constituye se ofrezca como entidad de belleza patente en sus múltiples
manifestaciones: en sus maravillosos patrones, simetrías, intuiciones de verdad
(y de bondad) en las representaciones que puede concebir de aquel –del universo-
nuestro espíritu.
De
esta idea de belleza participa (justo es decirlo) algunas teorías cosmológicas
(como la de cuerdas[2]) que
rigen sus principios teóricos en virtud de intuiciones matemáticas que se
entrelazan con hermosos juicios estéticos. En verdad que la gloria de la
ciencia radica en imaginar más de lo que podemos probar[3].
No es extraño que algunos científicos opten, a la hora de elegir entre la
verdad y la belleza, lo hagan sobre esta última, pero no crean que si eligen la
belleza estén muy lejos de la verdad.
La
cuestión es que el hecho de hacer en ciencia irrelevante el significado
extraíble de una teoría (veíamos en capítulos anteriores la referencia a la
teoría cuántica[4]) acaso
desvirtúe sus potenciales más interesantes para el espíritu, y si bien se
incrementa con la aparición de la teoría de la información (que considera a
esta –a la información- en virtud de un concepto abstracto, cuya transmisión
puede hacerse mediante múltiples cauces). No en vano Claude Shannon[5]
separó de manera drástica la información del significado. Es evidente que el
bíblico aluvión de información en el que nos ahogamos es más que un síntoma de
que haríamos bien en considerar los potenciales significados de toda esa
información. La falta de propósito, de sentido, incluso (anunciábamos anteriormente)
la ausencia de causas sobre determinados efectos, como es la misma existencia
del cosmos, es acaso la consecuencia más directa y relevante de esta postura.
La verdad, la belleza, o la intuición creativa y su sentido enigmático, la
bondad, el propósito de las cosas… son los múltiples significados que
desgraciadamente se obvian en pos de una abstracción matemática que diríase
perder el signo y fundamento de su arte y ciencia (cual es el del equilibrio,
la sencillez y la belleza).
El
enigma de la existencia sigue incógnito y como no compete al ámbito de estudio
de las formas de conocer el mundo más relevantes, como es la ciencia, parece no
tener importancia alguna, y si bien de lo que no se puede hablar puede resultar
conveniente callar,[6] es
inevitable la reflexión sobre nuestro designio (inevitablemente unido al de la
misma naturaleza). Si la filosofía pudo ser acotada a la lógica y al uso
correcto del lenguaje[7],
y aun extrayendo a la ética y a la estética de la misma, es improbable que otras
disciplinas y artes y entendimientos del mundo se abstraigan de hacerlo. He
aquí que uno de los papeles capitales de la –verdadera- poesía es la indagación
creativa (imaginativa) en pos de saber del sentido y finalidad de nuestra
conciencia, y por eso, quizá ahora más que nunca, la poesía juega el papel que
una vez tuvo la filosofía, antes de que dejara de estar implicada en el saber
general que interesa a la estirpe del hombre(historia, arte, ciencia,
literatura, religión…), y de la que la poesía bebe- se inspira-, de una u otra (
si opimas fuentes), eligiendo la más apta para saciar su infinita sed de
creación.
Francisco Acuyo
[1] Teoría
final en física, o Teoría del todo Theory of Everything, teoría unificada…. y cuyo esfuerzo en la
actualidad se centra en la combinación de la Teoría de la Relatividad y la
Teoría Cuántica.
[2] En la
física teórica, este modelo establece que las partículas puntuales son en
realidad filamentos, cuerdas que producen estados vibracionales en un espacio
de más de cuatro dimensiones.
[3] Dyson,
F.: Sueños de tierra y cielo, Debate, Barcelona, 2015, p.197.
[4] En
Ancile, La poesía y los fantasmas de la materia: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/05/la-poesia-y-los-fantasmas-de-la-materia.html
; El sueño de la materia produce
monstruos, http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/05/el-sueno-de-la-materia-produce-monstruos.html
, ó , Nullius in verba, http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/05/nullius-in-verba.html
[5]Cluade
Elwood Shanon, padre de la teoría de la información.
[6] Es
proverbial esta expresión de Wittgenstein al respecto de la filosofía y sus
límites (que son los del lenguaje)
[7] Apreciación
de Wittgenstein sobre la filosofía y sus límites extraído del Tractatus logico-philosophicus .
No hay comentarios:
Publicar un comentario