Para la sección, De la métrica celeste, del blog Ancile, me complace ofrecerles un sutil y a la vez enjundioso apunte de métrica centrado en versos de Antonio Machado por parte del poeta, profesor de Retórica y de Métrica de la Universidad de Granada y amigo entrañable, Antonio Carvajal, que lleva por título Ascuas de un crepúsculo. Introduce y acompaña la entrada una fotografía enviada al poeta por fotógrafo Moisés López Paz.
Un amigo me suele
enviar fotografías de amaneceres. Ayer lo hizo de atardeceres.
La primera foto
me trajo instantáneamente a la memoria la delicada rima de D. Antonio Machado:
2-6-10 Las ascuas de un
crepúsculo morado
2-4-8-10 detrás del negro cipresal humean.
4-6-8-10 En la glorieta en sombra está la
fuente
3-6-8-10 con su alado y desnudo Amor de piedra
2-4-8-10 que sueña mudo. En la marmórea taza
2-4-6 reposa el agua muerta.
Los números al margen
señalan la posición de las sílabas tónicas. Cantan los números la variedad del
compás, más variado aún si tenemos en cuenta las cesuras: son impausados los
versos 1º y 4º; el 2º admite cesura tras 8ª; el 3º pueda tenerla tras 7ª, pero
la sinalefa tiende a su anulación. El 5º es claramente bimembre, la cesura tras
5ª puede realizarse como pausa que lo escinde en pentasílabo y heptasílabo,
armónicos ambos y, por lo tanto, se consigue que sea no perceptible la
hipermetría resultante, imperceptibilidad facilitada por la sinéresis de 9ª y
el antitonema requerido por el encabalgamiento hacia el verso final, este sí
con un compás binario muy marcado por la notable lentitud que le presta la
uniformidad y el cierre tras 7ª siendo
esperable otro endecasílabo.
Este contraste
sutilísimo entre expansión y contracción es quizá uno de los elementos que
sugieren la “naturalidad” del decir machadiano, como lo es la no reiteración
del modelo de verso, pues aquí (como en tantos otros lugares de la poesía de D.
Antonio), si coinciden las tónicas no coinciden las cesuras (versos 2º y 5º).
La asonancia de los pares tiene complemento en otras asonancias internas que
contribuyen a la sensación de suave armonía. Aunque muchos teóricos dominantes
de ceño fruncido se empeñen en negar el simbolismo fónico, las abundantes úes del
texto, sean vocales o sean semiconsonantes, me sugieren una progresiva
oscuridad.
Llegado aquí le di un
repaso final a los Poemas de Baeza de D. Antonio Machado cuya reedición
prepara el profesor D. Antonio Chicharro y, por caso de cerebración
inconsciente, recuerdo que un amigo me hubo dicho que José Luis López Bretones
había compartido en caralibro (los angloparlantes escriben facebook) un
comentario sobre la última línea manuscrita que, según nos cuentan, llevaba Don
Antonio en la ropa con que llegó a Colibre (Colliure por imposición del
poderoso de turno; las metaonomasias tienen vigor político). Hay quienes niegan
que sea un verso alegando, entre otras fantasías más o menos animadas, que
carece de punto final. No visito esos ciberlugares y lo que conservo en la
memoria de oídas es que no hay casos de alejandrinos machadianos que coincidan con
la acentuación de esta línea. No me sorprendió el comentario, repasé los versos
del maestro que me sé de coro y me pareció una opinión respetable. Pero como el
demonio mata moscas con el rabo cuando no tiene nada (o nadie) que tentar, en
los dos últimos poemas que el profesor Chicharro nos aporta me encuentro estos
versos que unzo con la línea famosa:
3 6 10 13
estos
días azúles y este sól de la infáncia
3 6 10 13
corazónes
de tódas las espáñas, llorád.
3
6 10 13
el
priméro es gonzálo de bercéo llamádo
(1) 3 6 10 13
él
nos cuénta el repáire del roméo cansádo
En la boca no hay
ortografía, sí ortología. Y en métrica debe haber prudencia porque los viejos sabios
maestros te la meten doblada, no te
enteras (…y quizá sea mejor así).
En Motril, a 31 de enero del 2020
Antonio Carvajal
No hay comentarios:
Publicar un comentario