Para la sección Pensamiento del blog Ancile, traemos una nueva entrada que abunda sobre la cuestión de la razón es una vía de entendimiento de la trascendencia, esta vez bajo el título: El racionalismo y la estructura y dinámica del universo: de la vida a la conciencia.
EL RACIONALISMO Y LA ESTRUCTURA Y DINÁMICA
DEL UNIVERSO: DE LA VIDA A LA CONCIENCIA
El universo como realidad última en los argumentos de los positivistas más actuales (recordamos Dennett, Dawkins Wolpert, Stenger, Harris… que ni siquiera de elevan a la categoría de positivismo lógico) no han supuesto ninguna resistencia a los considerandos y razonamientos de las nuevas huestes de pensadores de primerísima fila que afrontan la realidad estructural y dinámica del universo, desde una óptica que da por periclitada cualquier intento de aproximación a una realidad trascendente implícita en la configuración de esa realidad. De hecho, muestran su radical confrontación con cualquier racionalismo que no sea lógico positivo en los hechos cosmológicos que sustantivan su existencia, exponiendo una nueva y más que perturbadora manifestación de fe.
Que
la vida y la conciencia son acontecimientos únicos les basta para argumentar
sobre su origen y finalidad. Tampoco ofrecen razonamientos plausibles sobre las
leyes que gobiernan un universo capaz de originar la vida y la conciencia.
¿Deberíamos encontrar satisfacción en estos juicios positivos que en modo
alguno acaban de complacer ni de convencer sobre la realidad última y primera
del universo, de la vida y de la conciencia?
¿Tal vez debemos obviar otras alternativas racionales para explicar estas interrogantes por el mero hecho de que no esté en el plano expositivo -insisto, periclitado- de ese materialismo positivo?
A lo largo de la ya prolija (y muy modesta) investigación personal, sobre estas cuestiones desde todas las ópticas racionales a las que he podido acceder, entender y desarrollar, he encontrado siempre un grado de insuficiencia que nunca he podido superar en el fin de hallar una explanación racionalmente satisfactoria. A la vista de esta carencia explicativa siempre me mostré abierto a todas las vertientes que pudiesen ofrecer vías de entendimiento razonables y que llenaran ese hueco ¿irracional? Intuitivo que no acaba de llenarse nunca. Es así que cuando tuve acceso a sendas de investigación abiertas por la filosofía analítica de la religión o a los argumentos sofisticados del nuevo teísmo filosófico, no pude menos que indagar en ellos con la imparcialidad necesaria (si esto lo aprendí del mismo desarrollo crítico de cualquier razonamiento lógico y filosófico) como para acabar reconociendo su extraordinario valor racional y filosófico.
Los violentos rechazos a cualquier aproximación o explicación del universo al margen de cualquier argumento lógico positivo, será tachada como una nueva y muy peligrosa apostasía de la fe verdadera cual era el racionamiento empírico positivo, acabó por convencerme que aquella intuición mencionada párrafos atrás era posible de explicarse racionalmente.
Porque
en modo alguno quisiera verme emparentado la parresia (atrevimiento en
el habla) cínica que pretende amedrentar o pasmar mediante la sorpresa sobre el
razonar mismo, dilataré esta reflexión en próximos post de este blog Ancile.
Francisco Acuyo
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