Algunas aproximaciones sobre el símbolo y la retórica en la terapia artística, forma el post que ofrecemos hoy, para la sección de Ciencia del blog Ancile, y todo bajo el título: El símbolo y la retórica poética o creativa para una aserción terapéutica del arte.
EL SÍMBOLO Y LA RETÓRICA POÉTICA O
CREATIVA
PARA UNA ASERCIÓN TERAPÉUTICA DEL
ARTE
Una de
las más profundas verdades que se extraen del ejercicio creativo literario,
poético y artístico es el reconocimiento de que la mente no se puede entender a
sí misma de manera lineal, directa, literal, y que aquella supuesta linealidad, puede llegar a provocar muy diversas falsas
apreciaciones que puede acabar transformándose en trastornos y neurosis varias. A través de la
singular lógica poética aprendí que la ejecución retórica del lenguaje y sus metáforas, analogías y ambigüedades resultan una
evidencia ante la imposibilidad de entendernos a nosotros mismos si no es a través
de estas herramientas extraordinariamente útiles, que tratan precisamente con
nuestras limitaciones lógicas y conceptuales. De aquí el valor terapéutico
añadido del arte poética, pues a través de este reconocemos las limitaciones de
la razón lógica convencional.
El
arte nos enseña a valorar el mundo de las inmersiones creativas metafóricas, tan real como el que nos enseñan convencionalmente, y a darnos
cuenta que este realidad convencional no es más que otra apreciación retórica del mundo. El poeta
genuino nos muestra en su arte que los significados que porta son verdaderos porque muestran lo esencial
del mundo y de nosotros mismos en una continua interrelación que se ofrece lo simbólico como característica de dicho
tránsito.
El
arte nos muestra el camino donde no existen las verdades exactas, precisas,
textuales, literales, solo las que aportan símbolos vivos que se trasmutan
continuamente, son las que nos orientan si atendemos a ellas atentamente, y
desde donde poder constatar que la vida y el mundo en realidad son una obra de
arte en continuo proceso de realización. También han de servir para entender que la
interpretación del juego retórico y simbólico del arte requiere una
interpretación subjetiva, y eso es lo que realmente importa, porque acaso es a
lo único que razonablemente podemos aspirar.
El
prisma singular del arte nos contempla, la cuestión radica en que nosotros
entendamos que formamos parte de ese prisma. Los valores terapéuticos de este
caer en la cuenta son inestimables. Estos valores están tan impregnados del
amor y la sabiduría necesarios como para hacernos salir de cualquier engaño o
ilusión neuróticos. Esta apreciación que
exige total atención en el arte es la que nos transformará en virtud de que nos
hará desprendernos de aquellos vicios adquiridos por el yo inmerso en la
vorágine de nuestras inquietudes basadas en aquellos vicios. Es, en fin, la potencia
que nos llevará a los vastos dominios que pueblan una mente más rica: la
que es capaz de crear y de realizarse en este continuo procedimiento que,
paradójicamente, nos llevará a la quietud interior.
El
arte es lenguaje de otros mundos en los que se realiza lo permanente en aparente
devenir, y que se nos presenta como un sueño que, en realidad, aspira a una mente mucho más vasta que la nuestra, aunque en verdad sea la
misma, porque se extienda infinitamente.
Francisco Acuyo
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