Siguiendo la emblemática consigna de Juan Ramón Jiménez de: Amor y poesía cada día, y con motivo de algunas notificaciones y avisos de seguidores, amigos y lectores varios de esta bitácora y de mi modesta producción poética, en los que se refería e incluso se denunciaba la ausencia de poemas cuya temática tuviese aquella tradición riquísima de nuestra literatura, cual es la del amor, y habiendo yo bebido gozosamente de esta y otras tradiciones afines a este mundo de la entrega amorosa, era cuando menos raro si no injustifcable; siendo esto incierto, pero reconociendo que el difícil acceso a estos poemas producidos a lo largo de mi carrera literaria se debe a que el título en el que centraba esta temática está, desde hace ya bastante tiempo, agotado; me refiero a Mal de lujo (Madrid, 1998), no encontrándose -y no siempre- sino en librerías de viejo o en la mastodóntica base de datos de Iber libro. Así las cosas, reproduzco una breve selección de aquellos poemas recogida aquí, brevemente, en varias entregas con los títulos que siguen a continuación.
AMOR: AGUA VIVA
«Vuelve mi río a la fuente,
la creación es eterna»
MIGUEL DE UNAMUNO:
«Agua que el azul lavaste»
CAMINA, vuelve, para y todavía
de su rastro perdido nuevamente
busca la luz que fue segura guía,
estrella que señala confidente.
A leyes de la luz está la fuente
sujeta, y mientras corre se desvía
para dar con su sombra bruscamente
un giro de radiante pedrería.
El agua con la luz le daba curso
a la corriente que hablará de vida
y muerte y de la sombra hará discurso.
Quiero quedar, amor, en el semblante
donde serán tus ojos una herida
en cuya eternidad miró el instante.
en cuya eternidad miró el instante.
CONSENSO
«Ya que con más regalo el campo mira»
Luis de Góngora:
«Soneto sesenta y cuatro»
DESPACIO flor, deseo, amor, despacio.
Despacio sobre el cáliz de tu pecho;
despacio, noche, aliento, seda, lecho,
pétalo, tiempo, cisne, amor, espacio.
Sereno, sosegada luz, palacio
de fragancias, de juego, de despecho;
despacio, si dolor, si paso estrecho,
si amplio deliquio, si cristal, despacio.
Comba el silencio trémulo en la roca
la luz sonora, y en el campo he visto
doblarse las espigas en la boca
del viento, y en tu vientre adormecida,
morir por el azar de lo previsto
la amapola que sueña con la vida.
Francisco Acuyo, de Mal de lujo (1998)
qué maravilla...
ResponderEliminarMi querido Francisco, tanto como el silencio en este espacio de tiempo, es mi fascinación por tu blog... me tiene subyugada!!.
ResponderEliminarCuánto aprehenderé!MuchasGracias y Feliz2011.-
Una maravillosa obra que recomiendo con entusiasmo y espero que alguna prestigiosa editorial se encargue de ponerla nuevamente al alcance de los lectores.
ResponderEliminarUn gran abrazo querido Francisco y muy agradecida por la fiesta de tus versos.
Jeniffer Moore
Sabes cuánto disfruto de los sonetos, querido amigo poeta de nacimiento. Acá nos regalas dos diamantes cincelados con tu gran sensibilidad y dominio de nuestra bella lengua. No es fácil, pienso yo que me afano a menudo con esta forma poética, lograr un cierre que lo deje a uno saciado, transformado. Y tú lo logras sobranceramente, sin esfuerzo, con esa naturalidad dada por el talento innato. Muchasa gracias y abrazos.
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