Para la sección De juicios, paradojas y apotegmas del blog Ancile, ofrecemos una brevísimo apunte, a modo de reflexión, sobre cuestiones que atañen a la temática siempre fascinante del mito en la tradición histórica y simbólica, trayendo a colación algunas consideraciones que bien pudieran resultar interesantes para su más detenido estudio y apreciación, que será, en fin, la propuesta particular y aun tiempo acostumbrada de esta singular sección de nuestro blog.
BREVÍSIMO APUNTE SOBRE EL MITO
EN LA TRADICIÓN HISTÓRICA Y SIMBÓLICA
Abundando en las fuentes de los
mitos más antiguos no me deja de causar una muy seria impresión la
profundidad y complejidad de los
significados de los mismos, sobre todo en relación con el esfuerzo
historiográfico de algunos estudiosos al intentar situar en lapsos concretos de
tiempo y espacio algunas de aquellas imágenes singulares. No digo que
apropósito se pretenda ubicar esta o aquella representación en forma de hecho
histórico, pues en la mayoría de los casos el historiador no tiene por qué
tener conocimiento de aquella secuencia y significación mítica y antropológica
(de manera consciente), sino encontrarse centrado en la cuestión fáctica y de
interpretación prosaica o histórica sobre un determinado personaje y hecho
histórico. En cualquier caso no deja de resultar fascinante que aquellas
imágenes difusas y altamente complejas del mito aparezcan en momentos y figuras
muy concretos de la historia de la humanidad; piénsese, por ejemplo en la
tradición cristiana que, en su amplia iconografía y simbología, ofrece dos
vertientes en la interpretación de estos signos, a saber, una dedicada a los
hechos históricos como tales, y otra propensa a una exégesis de carácter más
psicológico y profundo.
Podemos poner como ejemplo el
caso de la imagen de la Gran Diosa
traída a colación por el mismo Joseph Campbell[1]
e identificada por el cristianismo en la figura de la Virgen María. Nadie se parará a discutir al respecto el carácter
simbólico de especial relieve de su figura para la doctrina cristiana, pero al
tiempo no deja de parecernos extremadamente sugerente su concurrencia al acervo
histórico genérico contrastado de la humanidad en todas sus culturas. La fusión
de lo psicológico y simbólico con el acaecer de hechos históricos nos lleva
irremediablemente a quedar en suspenso. ¿Qué sucede o qué se origina primero,
el hecho histórico contrastado o no, o son los fundamentos –inconscientes, o
arquetipos psicológicos los que sirven de molde para lo que acontecerá un día?
¿A la madre, María, de un personaje
religioso e histórico contrastado como es el de Jesucristo, se le atribuye la
simbología existente por mor de hechos históricos anteriores que hacen análoga
su figura, o lleva implícita el significado, por ejemplo, de la verdad interior que pretende diluir la
apariencia ilusoria de lo externo, y que la hace engarzar a su vez con la
creencia y testimonio de otras tradiciones mitológicas milenarias, en
apariencia muy distintas de la humanidad
y que, sin embargo, en esto significativa y paradójicamente convergen?
Reflexiones que, a la luz de los
excepcionales trabajos y estudios como los de Campbell, Freud, Jung, Elíade….,
nos llevan a establecer, tal vez, juicios peregrinos en muchos casos, pero también obligan necesariamente a una
indagación personal (y transpersonal) de obligada referencia, no en vano puede
constatarse la permanencia en la modernidad el peculiar razonamiento de los héroes y mitos más antiguos.
Francisco Acuyo
Fascinante, amigo. Mito y ciencia parecen darse la mano. Por alguna razón misteriosa quizá, al leerta acá, me he llegado a la memoria una obra sobre asuntos de cierta manera emparentados, me refiero a La Rama Dorada, libro que perdí durante mis viajes. Un abrazo y muchas gracias por regalar tan valiosos conocimientos.
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