DEL INFINITO
MATEMÁTICO AL POÉTICO
Si la secuencia de los números
naturales (1, 2, 3, 4 ….) se dice que es infinita, lo será en virtud de que
siempre será susceptible de añadirse un número más, y del que será, además, deducible una idea de temporalidad que no está
del todo clara, y es que ese siempre
que puede llevarnos a la enumeración infinita de números naturales puede también
evocarnos la idea de eternidad, cuyo concepto no es en modo alguno equiparable
a la idea de un tiempo infinito, si es que lo que es eterno está en verdad fuera
del tiempo.
En
cualquier caso la prolongación infinita de algo o el proceso infinito de
división (si es posible un proceso de
división infinito (aporías –aporimas-,
recordamos las muy célebres de Zenón de Elea (Aquiles y la tortuga), a otras
muchas como las de Anaximandro, Demócrito, Sócrates…) todas las cuales deben
tener una relación con lo indeterminado o, lo que es lo mismo, con aquello que carece de límites. Cuestión
contradictoria y muy debatida en el ámbito de la filosofía será la vinculación
inquietante entre lo infinito y el vacío, lo ilimitado y la nada que, desde
Parménides, será objeto de inevitable controversia, todo lo cual nos muestra
que cuando hablamos del infinito, estamos ante mucho más que un mero objeto
abstracto o imaginario, y es que esta idea de lo ilimitado acompaña al hombre
desde siempre, como lo hace cualquier otro inseparable elemento vital a nuestra
conciencia como es el tiempo o la misma concepción de la vida.
Pero,
volvamos a la cuestión del infinito como potencia y actualidad anteriormente
enunciada[1]:
que n+1, dará siempre un nuevo número
(natural) es algo indiscutible, la cuestión es mucho más sutil, sobre todo si
lo que tratamos es de saber la posibilidad de qu
e su infinito sea un hecho
factual, no solo sujeto a especulación lógico abstracta. En realidad lo que
sucede es que nos enfrentamos ante la posibilidad de un infinito teórico y un
infinito real. La infinitud de los mundos de Giordano Bruno era una abstracción
imaginable, no constatable factualmente, este ejemplo puede servirnos para
adelantar que no tiene nada de particular que en matemáticas el infinito sea
una cuestión puramente temporal o teórica (al menos así lo fue hasta el siglo
XIX).
Si
el infinito, como ilimitado, es doble[2]
(es forma y materia), cuya polaridad se ha asociado al bien (si limitado) o al
mal (si es infinito), es interesante resaltar un parentesco con la poesía que
no me atrevo a denominar como inaudito (poesía, ciencia de la paradoja),[3]
si son las que engarzan con lo telúrico, primigenio, en el que una vez tuvo
origen precisamente la lucha de similar dualidad y que también fue reconocida en la aritmética, si es que esta igualmente hace posible la reunificación del
límite y lo ilimitado,[4]
y que, a la sazón, se hace extensiva a la misma geometría.
Como
se puede colegir fácilmente, de la cuestión del infinito se deduce también el
viejo e irreductible problema de la unidad y la mutiplicidad que tanto juego
dio al mismo Platón y a su sabrosa conclusión de que todas las cosas son
producto de la heterogeneidad que se encuentra sumada y sintetizada en lo
limitado y lo ilimitado, y que del equilibrio entre ambos es posible una
estabilidad existencial.
Volviendo
a la cuestión puramente matemática, tenemos que añadir que el infinito actual
se dice que solo es posible en el dominio de las matemáticas (y añadimos
nosotros, que también en el ámbito de la poesía). Los conflictos y paradojas
que acontecen en el territorio de las matemáticas suelen ser violentos y de
consecuencias controvertidas y que llevan en muchos casos a la negación del infinito
de manera actual[5]. No
obstante, en la parte de las matemáticas dedicadas al cálculo (sobre todo al
cálculo infinitesimal) lleva a generar confusiones notables que muy bien pueden
ser comparables a las que acontecen en el ámbito de la física clásica en
relación a la física de partículas (cuántica). Mantienen una exigencias de
interpretación muy diversas, no sólo sobre la disciplina de la que tratan (sea
física o sea matemáticas), sino sobre el corazón mismo de lo que el mundo y la
realidad sean. Insistiremos en este asunto en próximas entradas de este blog.
Francisco Acuyo
[1] Acuyo,
F.: Blog Ancile, El ser y la gracia
indeterminada del infinito y de la poesía: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/07/el-ser-y-la-gracia-indeterminada-del.html
[2] Plotino:
Enéadas, Gredos, Madrid, 1982.
[3] Acuyo, F: Fisiología
de un espejismo, Artecittá, Granada, 2010.
[4] Zellini,
P.: Breve historia del infinito,
Siruela, Madrid, 2004, p.23.
[5] Véase la
sección del blog Ancile, Poesía y
matemáticas: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/search/label/Poes%C3%ADa%20y%20matem%C3%A1ticas
El Ser. La Nada. La Eternidad. El Infinito. Son conceptos que, francamente, no alcanzo a entender.
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