Abundando en el verso tridecasílabo, el poeta profesor de métrica Antonio Carvajal, expone otras caracter´siticas singulares del verso, y todo ello para integrarse en la sección De la métrica celeste del blog Ancile; esta vez bajo el título que nosotros hemos señalado como: Ejemplos de versos tridecasílabos.
EJEMPLOS DE VERSOS TRIDECASÍLABOS,
POR ANTONIO CARVAJAL
Querido
Francisco Acuyo: Dar ejemplos de versos con líneas orales aisladas y aplicarles
pesas y medidas, como si fueran ristras de ñoras, es propio de la métrica de
prejuicios. En un mismo poema, Rubén Darío mezcla tres tipos de verso, siendo
los tridecasílabos los más abundantes; tiene uno zarrapastroso (¡tener que
decir esto del padre y maestro mágico de nuestra modernidad!)
y por caso de cerebración
inconsciente
3ª 9ª 12ª
con un acento
perdido que debería esforzar la 6ª, por lo que las cinco sílabas átonas
contiguas provocan un desmayo sonoro; hay otro verso de melodía impecable, con
los acentos fundamentales en su sitio (4ª / 8ª/ 12ª) más dos extrarrítmicos
suaves que, en el dulce balanceo marcado por las leves pausas internas
requeridas por la sintaxis, permiten su percepción como constituido por tres
miembros eufónicos concatenados:
el chorro de agua de Verlaine estaba
mudo
2ª 4ª / 8ª /
10ª 12ª
y no se echa de menos el acento de 6ª (que a
más de uno le gustaría para exhibir sus habilidades en el silabeo y declararlo tridecasílabo
yámbico pleno) y si el verso citado anteriormente responde al compás ternario,
este no va por binario sino por cuaternario, ese pie ignorado por la mayoría de
nuestros metricistas y que el Dr. Miguel Ángel Márquez reclama para algunos
modelos endecasílabos, como los llamados comunes y los sáficos. el corto con
dominante en 6ª y con cadencia de 7 a 10, y el largo con su cambio de compás de
5 a 8. Parece que doy el horario de un estanco y los tipos de cigarrillos; en
realidad rindo recatado homenaje a Miguel Agustín Príncipe que interrumpía sus
lecciones de Arte Métrica Elemental para fumarse un habano.
Ambos versos proceden de este
Soneto autumnal al
Marqués de Bradomín
13 Marqués (como el Divino lo eres), te saludo.
14 Es el otoño y vengo de un Versalles doliente.
14 Había mucho frío y erraba vulgar gente.
13 El chorro de agua de Verlaine estaba mudo.
13 Me quedé pensativo ante un mármol desnudo,
14 cuando vi una paloma que pasó de repente,
13 y por caso de cerebración inconsciente
15 pensé en ti. Toda exégesis en este caso eludo.
13 Versalles otoñal; una paloma; un lindo
14 mármol; un vulgo errante,
municipal y espeso;
14 anteriores lecturas de tus sutiles prosas;
13 la reciente impresión de tus triunfos… prescindo
13 de más detalles para explicarte por eso
13 cómo, autumnal, te envío este ramo de rosas.
Mirados con los ojos de la carne, vemos ocho
tridecasílabos, un pentadecasílabo y seis alejandrinos, metro este último que
imponen los canonistas por modelo de todo el soneto. Cumplamos las normas. En
el 8º,
pensé en ti. Toda exégesis en
este caso eludo.
que nos parece de 15 sílabas,
hacemos magia, realizamos pausa tras “exégesis”; como es palabra esdrújula ante
silencio no contamos la postónica, y el verso nos queda compuesto de 7+7: ¡ajustado!
La mayoría de los tridecasílabos cuadran sus hemistiquios si cumplimos la regla
española de no hacer sinalefa entre ellos, así en 5º, 13º y 14º, y la de añadir
una sílaba en el silencio tras palabra aguda cuya sílaba final es la 6ª del
verso (9º y 12º). Nos quedan tres sin ajustar. El 1º ,
Marqués (como el Divino lo
eres), te saludo,
es una virguería, dos sílabas de
vocativo, un paréntesis, y cuatro sílabas de cierre, lo que nos manifiesta un
juego de dobles cadencias sintácticas, además de la versal. El divino poeta
reparte proporcionalmente la materia sonora, nada de equidistribucíon, tan
pesada, sino siempre el grato balanceo:
1ª, Marqués, te saludo ~ 2/4
2ª, como el Divino lo eres ~ 5/3;
para que el verso conste debemos ejecutarlo evitando la sinalefa en “lo ‘
eres”.
3ª, la versal admitida
comúnmente, eres / te saludo, ~ 2/4, que con exquisita manera contrarresta la
depresión del inciso.
Nos quedan dos tridecasílabos que
no responden a las pautas españolas. Este:
y por caso de cerebración inconsciente
que nos sonará a prosa hagamos lo
que hagamos, porque serán juegos violentos con la palabra “cerebración” y
contra nuestros hábitos de habla, sea con tmesis:
y por caso de cé / rebración inconsciente
o sea con diéresis:
y por caso de cerebracïón inconsciente.
Pues de métrica hablamos y no de
preceptiva, este prosaísmo insertado entre tantas bellezas es una verruga en el
labio superior de Nefertiti.
Este soneto nos está diciendo verdades de a puño
que no queremos oír. Una de ellas, que al igual que aceptamos la versificación
irregular española descrita por don Pedro Henríquez Ureña especialmente con
versos de arte menor, hay una métrica irregular, de versos largos simples o
compuestos y por cierto muy eufónicos, que conviven en dulcísima armonía, en
este soneto de Rubén Darío, y en tantos poemas de don Vicente Aleixandre y
otros poetas que cultivan el verso libre. (No se olvide: hablo de poetas y de versos).
Oigamos el que nos resta, dándole preferencia a la sintaxis:
el chorro de agua de Verlaine / estaba mudo
2ª 4ª
/ 8ª /
10ª 12ª
y suena bien porque como no
hacemos la cesura en posición medial, la sinalefa entre segmentos del verso es
fluida y no rompe la armonía. Sin embargo, es de notar que podemos ejecutar el
verso con cesura fuerte y dos ramas, la primera de 9 sílabas y la segunda de 5,
que nos da un catorcesílabo eufónico aunque parezca poco común.
Si lo decimos por clásulas cuaternarias
¿no produce en el oído la misma sensación de tiempo métrico que el alejandrino,
pues al hacer dos cesuras compensamos el ruido de una sílaba con el ruido de un
silencio inesperado?:
el chorro de agua / de
Verlaine / estaba mudo
2ª
4ª
/ 8ª
/ 10ª 12ª
Finalmente, al silabearlo como alejandrino, ¡qué
pena!, se le hace perder su compás de peon 4º (peón2
/ Del lat.
paeon, y este del gr. παιών paiṓn./ 1. m. Métr. Pie de la poesía griega y
latina, que se compone de cuatro sílabas, cualquiera de ellas larga y las demás
breves.DRAE). Alguien dirá que me quejo de
hipócrita, pues yo mismo he usado la tmesis y he incrementado la intensidad por
posición de alguna sílaba o palabra átona, sobre todo la preposición “de”, y
paso por buen metrificador. Hagámoslo:
el chorro de agua de / Verlaine
estaba mudo
2ª 4ª 6ª / 8ª 10ª
12ª
¡Menuda trampa
semántica! Que el moscardoneo del vulgo municipal y espeso no permitiera oír ni
el agua de las fuentes ni la música verbal de Verlaine no debería tener como
consecuencia el ensordecimiento del elegante biendezir de Rubén Darío, aun con
todas las concesiones al estilo humilde que desde Horacio a nuestros días,
pasando por Garcilaso, parece exigir el decoro de las epístolas entre amigos.
Pero ya que el mundo académico impone estas prácticas, te prometo aplicarlas a
un poema de Unamuno, tridecasilabarlo y ya verás lo divertido que resulta.
Tuyo,
Antonio Carvajal
desde Motril, a 8 de abril de 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario