Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Metáfora y creación (poética).
METÁFORA
Y CREACIÓN (POÉTICA)
El lenguaje
expresa su poder creativo de manera singular, compleja, viva y dinámica a
través de la metáfora. Sin embargo, las relaciones entre este lenguaje y la
realidad, desde una óptica de la interpretación, no han sido, ni lo son, del
todo pacíficas. Esto se basa en el hecho de que este discurso no tiene por qué
ser referencial, y parecer sujeto a sus propias necesidades expresivas (en
cierto modo a como sucede en las matemáticas no aplicadas en la naturaleza).
Para superar esta incidencia no menor se ha hablado de la referencia desdoblada[1]
en el que un doble sentido se transcribe a través de la metáfora para , en
cierto modo, redescribir la realidad, donde unidas ficción y redescripción es
posible en virtud de que la poiesis,
como señalaba Aristóteles,[2]
tiene su origen del mythos y la mímesis.
La metáfora,
según este entendimiento de la misma, no solo es palabra, nombre, discurso,
ante todo es, proceso vivo que
encierra una verdad (metafórica) que es
y no es, y es como, que diría Paul Ricoeur.
Si la retórica
pierde su valor y poder en el ámbito del saber humano a través de los tiempos
será por su desconexión con el núcleo fundamental de todo saber humano: la
filosofía. La labor de taxonomía de tropos y figuras acabó con su realidad
viva de saber. Desde la configuración –y
creación- extraordinaria de la retórica llevada a cabo por Aristóteles, que
pretende domesticar el pensamiento salvaje de la poesía, mantiene aún algo de
vigor porque seguía anclada a la filosofía, en tanto que la verdad ha de ser
dicha con precisión, por lo que arte del bien decir va necesariamente
emparentada con este bien decir. El terror platónico a la retórica, proviene de
la posibilidad de persuadir mediante las
palabras sin las cosas, he aquí el origen de la máscara del lenguaje tan bien
aprehendida por la posmodernidad y ya desde antaño reconocidas como (cosmética
o sofística) artes de la ilusión y del engaño, o cuando no simplemente como
disciplinas del adorno y del mero deleite.
El desarraigo de la retórica de la filosofía tuvo como
principal consecuencia quedar expuesta a los abusos de la sofística y la
erística en tanto que lo verosímil de lo retórico dejaba de estar protegido por
la filosofía. La atención de Aristóteles a la retórica pero también a la poesía
en su poética, abre un doble campo de atención hacia la metáfora: una retórica
y otra poética. Esta última en modo alguno presta atención a la cuestión de la
cosa persuasiva, sus cometidos son bien distintos a los de la elocutio, pues se centra en la espíritu
donde viven la compasión y el terror, si es que en verdad su función es
mimética y está centrada además en las acciones humanas, que pretenden
encontrar expresión de la verdad por medio de la fábula o del mythos trágico.
He aquí que este tránsito de la poiesis,
la mímesis y el mythos, hace aparición la catharsis, esencial para nuestros
argumentos terapéuticos en esta exposición sobre la retórica en general y la
metáfora en particular.
Francisco Acuyo
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