El discurso filosófico, la retórica y la poesía, es el título de la siguiente entrada para la sección, Pensamiento, del blog Ancile.
EL DISCURSO FILOSÓFICO,
LA RETÓRICA Y LA POESÍA
La percepción del filósofo y del poeta se emparentan
en virtud del ejercicio retórico de la metáfora, en tanto que ambas atienden a lo
semejante y sirven de vía unificadora entre la poética y la ontología (la órbita del ser)[1].
Si la poesía es inspirada (entheon)[2]
y por esto mismo claramente diferenciada con la prosa, esta encuentra su
inspiración precisamente en el poder figurativo (de crear imágenes) de la
metáfora, siendo capaz de describir lo abstracto a través de lo concreto.[3]
Una de las características angulares del constructo
poético está descrito ya desde antiguo bajo el concepto de la mímesis, pero una
mímesis, la del poema harto, especial ya que su imitación es particularmente
creativa en tanto que su imitación está constituida y compuesta por eso mismo que
imita,[4]
no en vano la poesía es más filosófica que la historia, también porque se eleva
sobre lo particular en pos de lo universal. Estamos, por tanto, no ante el
concepto de copia o de imitación, ya que la poesía está unida inevitablemente a
la dimensión creadora (poiésis).
El realce del discurso poético hace situar su sentido
en un ámbito más elevado, que se consigue a tenor de las características de los
elementos retóricos como es el caso de la metáfora. Esta elevación del sentido
es la que lleva motu proprio a la
elevación el sentimiento y por tanto a la
katharsis, que solo puede portar lo esencialmente creativo.
Esta dimensión creativa del discurso poético y, por
tanto, de sus estructuras, hace que los elementos retóricos y sobre todo la
metáfora, no admita su reducción al mero exorno, no puede considerarse
exclusivamente como el arte del agrado y mucho menos comprimirla en una
taxonomía que ni siquiera Aristóteles aceptó; la metáfora es una muestra
evidente de la acción de la que es capaz la palabra poética, si es que su
significación acontece precisamente cuando esta adquiere creativamente una
nueva significación que trasgrede sistemáticamente cualquiera lógica normativa
previamente establecida, no en vano la gran potencia de los elementos retóricos
y concretamente la metáfora, será la de, en virtud de su acción creativa,
revelar un mundo nuevo.
Francisco Acuyo
[1] Lo expresaba como “El ser en la belleza”. Acuyo. F.: Elogio de la decepción (y otras aproximaciones a los fenómenos del dolor y la belleza), Jizo ediciones, colección El círculo del límite: Granada, 2013,
[2] Aristóteles: Poética, Gredos, Madrid, 2002.
[3] Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo, Artecitta ediciones (Fundación Internacional Artecitta), Granada, 2010.
[4] Acuyo. F.: Mímesis y
poesía, el Blog Ancile: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2014/04/mimesis-y-poesia-de-platon-aristoteles-i.html .
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