Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos la entrada que lleva por título: Modos de ser real: en matemática y poesía.
MODOS DE SER REAL:
EN MATEMÁTICAS Y
POESÍA
Si el gnomon en geometría es aquella figura que, tras ser aplicada a una
forma geométrica, generará otra similar, podemos deducir cómo el número puede
servir de puente y conexión (de las percepciones) con el sentir y manera de
elaborar lo percibido que tiene el alma (psique) para hacer reconocibles y numerables las
cosas, mas no sólo las que lo son de
facto, inmediatamente, también aquellas que pueden no serlas de manera
inminente.
En
cierto modo estamos emparentando este proceso de conexión con el curso de la poiesis (creación
o producción), que adquiere en este caso
primordial para el desvelamiento (que
diría Heidegger) de la realidad. No en vano en matemáticas (y en poesía) el número –el verbo medido- hace germinar los mismos entes que conforman la realidad
que, acaso, son connaturales a la misma
realidad. Lo mismo que el número es la
última defensa de una existencia en acto,[1]
el verbo poético, estructurado según su singularidad lingüística y rítmica
(métrica), hace que su discurso tenga entidad real pues, conlleva para la conciencia, respecto aquello que es (real), que sea verdaderamente inteligible.
Diríase que las cosas que conciernen a la matemática (o nombra la poesía) son naturalmente reales y existen por
necesidad, cuestión que, a mi juicio, se manifiesta en su pretensión de ser o
de alcanzar conocimiento a través de lo bello, si es que la belleza es necesaria para
inspirar la búsqueda de todo conocimiento, y si este último es el saber que da
un verdadero sentido existencial. Por eso la poesía, como la matemática, ha de
pensarse siempre en relación con la phýsis
. Es así que lo abstracto que hubiere en el contenido poético (y
matemático) es fundamental no solo para la descripción de lo que sea la
realidad (no sólo de la naturaleza), también de lo que sea nuestro espíritu.
Pero,
¿a qué espíritu nos referimos con la denominación anteriormente aludida a este concepto? Es
claro que nuestra referencia es la que pone en relación el alma (el espíritu,
la psique, la conciencia), con la phýsis
para su desarrollo y crecimiento –Platón- en el logos. Es una curiosidad única contemplar cómo este entendimiento
ha de moverse en el ámbito de la paradoja[2]
(incluso en la matemática[3]),
si hemos de atender a lo material –phýsis- con los ojos de lo que no lo es .
Está demostrado que estas paradojas en las que se mueve este saber son
fundamentales, y esto porque la realidad está constituida por aquellas.
El
tiempo poético (que se diría circula en un perene presente) es una razón de
peso para ver en la poesía la paradoja del ser y el tiempo como una natural
realidad constitutiva de su discurso y de la realidad que aprehende. El orbe
poético es divisible (en un potencial análisis conceptual del mismo) pero no
puede ser actualmente dividido (analizado) porque ahora está donde está y es lo que es[4]
, y es que nada puede moverse en el instante (presente) que domina el tiempo
poético, y es que el tiempo de la poesía no es el tiempo de lo que se mueve y
se analiza, paradójicamente, lo paradójico se vuelve real en un movimiento
que es creación, o lo que es lo mismo oposición al caos –el ápeiron- de las sensaciones que invitan
a la confusión de lo inaprensible en el infinito.
Seguiremos
con casos más concretos y comprensibles en próximas entradas abundando sobre la
realidad en sus no siempre evidentes dimensiones.
Francisco Acuyo
[1] Zellini,
P.: La matemática de los dioses y los algoritmos de los hombres, Siruela,
Madrid, 1018, p. 62
[2]
Expresaba como “ciencia de la paradoja”; ver: Acuyo, F.: Fisiología de un
espejismo, Artecittá, Granada, 2005.
[3] El
ámbito del concepto matemático de infinito da cuenta de esta realidad en el
dominio de esta ciencia.
[4]
Whitehead, A. N.: Proceso y realidad.
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