viernes, 18 de septiembre de 2020

LA NADA Y LA LÓGICA PARADÓJICA DE LA CREACIÓN

Aportamos un nuevos post sobre el tratado sobre la nada que lleva por título: La nada y la lógica paradójica de la creación (fragmento), y todo para la sección Pensamiento, del blog Ancile.



La nada y la lógica paradójica de la creación, Francisco Acuyo




LA NADA Y LA LÓGICA

PARADÓJICA DE LA CREACIÓN




El cuerpo es el árbol de la iluminación,
La mente es como un claro espejo con pie.
Púlelo con diligencia una y otra vez
Sin dejar que en él se acumule el polvo.

Shen-hsiu



La iluminación originariamente no tiene árbol,
ni existe pie para un espejo claro.
Originariamente no existe sino el vacío,
¿dónde podría acumularse el polvo?

Hui-Neng



[…] ser libres y vacíos como
libre y vacío es Nuestro Señor  […]


Sermones

Maestro Echart




Cuando al inicio de este conjunto de reflexiones advertíamos de la realidad de la nada, estábamos hablando de aquella presencia real de todo aquello que, paradójicamente, permanece oculto al yo y de todo lo que hay –perceptible- en el mundo.[1] Mas ¿qué realidad es ésa que no podemos constatar mediante la conciencia y la percepción, y cómo puede hacerse presente? Desde esa nada, no obstante, hasta los mismos físicos coinciden en que tienen lugar los procesos creativos, no solo humanos, sino también naturales.[2][3]

            Cuando nos referimos al olvido de sí para llegar a esa realidad de la nada, hablamos de una realidad que se hace presente para tomar posesión plena del cuerpo y de la mente. Este olvido de sí y de todo conocimiento parece tener mucho que ver con el proceso de creación que aspira algo nuevo desde la nada. El creador aspira pues a un ser separado (que las religiones identifican como el permiso de la entrada, concepción y nacimiento del Verbo Divino).[4] Cualquier proceso de creación tiene como principio básico la nada en tanto que esta se halla desde el origen como único principio de realidad.[5]
            El acceso a la nada es posible por la vía de lo mors mystica (o la Gran muerte, en oriente –budismo zen-), pero también en los procesos genuinamente creativos que aspiran a ser en verdad a ofrecer algo nuevo, y mantienen la exigencia de un morir a lo conocido para ser en lo nuevo, podemos constatar este proceso en poesía cuando el lenguaje trasciende los límites lógico gramaticales -y de la razón- porque la nada exige una lógica sin porqué, manifiesta en un lenguaje siempre en exilio.[6]

            Cuando Saulo se levantó del suelo y, con los ojos abiertos, nada veía,[7] y el maestro Eckhart establecía como uno de los sentidos de la frase: nada veía y esa nada era Dios[8], hablamos de la nada de un intelecto que ya no busca, que permanece en su ser puro y simple, tratamos con una realidad inefable que alienta especialmente cualquier proceso creativo como fruto de la nada. Pero, ¿en esta nada accesible a la ciencia? ¿Acaso a la filosofía –la metafísica-? ¿O es un producto netamente religioso? En el fenómeno creativo vemos que los límites entre una y otra manera de acceder a la realidad de la nada se diluyen. Es cierto que la poesía, como proverbial modo de creación (poiesis) parece nadar entre ambas aguas, si admitimos el principio poperiano (de falsabilidad) de que la ciencia no puede ser verdad absoluta, la realidad del vacío puede, en el reconocimiento de los límites científicos, ser accesible al entendimiento de manera interdisciplinar, sí aceptamos como contradictio in terminis que sólo una de las dos puede ser verdad.[9]

            Así pues, la nada es una realidad que adquiere la condición de entidad desconocida que está entre el nacimiento y la desaparición de las cosas, donde la forma es nada y la nada acaba siendo forma, y cuyo tránsito entre una y otra es abierto por un abismo absoluto que es incognoscible, pero que en realidad no se separan un instante.[10]



Francisco Acuyo





[1] Nishitani, K.: opus cit. Pág. 54.
[2] Binning, Gerd.:Desde la nada, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 1996.
[3] Esto, en cierto modo, implica una suerte de conciencia regidora en todos los procesos naturales y fenomenológicos del mundo.
[4] Vega Esquerra, A.: prólogo a El fruto de la nada, Maestro Eckhart, Siruela, Madrid, 1998, pág. 15.
[5] Ibidem, Pág. 28.
[6] Derrida, J.: Cómo no hablar, Anthorpos, Barcelona, 1997.
[7] Hechos de los Apóstoles, 9, 8.
[8] Maestro Eckhart: El fruto de la nada, Siruela, Madrid, 1988, pág. 87.
[9] Nishitani, E.: opus cit. Pág. 130.
[10] Kokushi, D.: en La religión y la nada, opus cit. Pág. 156.



La nada y la lógica paradójica de la creación, Francisco Acuyo


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