Finalizamos las entregas sobre las aproximaciones a la estructura de la realidad, incluidas en la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez con el título: ¿Lo invisible de la materia, o la materia de lo invisible?
¿LO INVISIBLE DE LA MATERIA,
O LA MATERIA DE LO INVISIBLE?
El fascinante estudio de la
teoría de campos nos lleva hasta la misma frontera de lo tangible, al límite
mismo de la realidad material. De ella podemos inferir que el carácter corpuscular
de la partícula se difumina, y en realidad, solo podemos saber de ella por los
efectos que origina, y nos parece sugerir que no existe la consistencia de
la realidad misma como tal, sino como interacciones continuas sin número y como
objetos con consistencia determinada.
El
campo pone de relieve esas interconexiones entre las entidades básicas
subatómicas en un caos continuo de movimiento y trasformación que, por sí solos, no pueden hablarnos del orden maravilloso e incomprensible de lo que en el
mundo macroscópico existe y acontece, manifiesto todo en variedad sin cuento de
formas extraordinarias y en un equilibrio asombroso. Esa realidad pasmosa que
acaso pueda ser también apariencia se sostiene, a nuestro juicio, sobre otra
realidad más profunda que algunos han llamado un vasto pensamiento y que para
nosotros tiene más que ver con la conciencia[1].
La simetría primordial básica de la que surge todo lo que conocemos responde a un
orden subyacente del que, desde luego, no podemos hoy hablar con consistencia, pues necesita de
un campo de aforo para conservar dicha simetría. Si las partículas que
conforman esta sopa primordial simétrica de donde todo lo conocido nace, y
habida cuenta que dichas partículas (gluones) obtienen realidad no por su
consistencia objetiva si no como elementos nebulosos de la interacción de
campos inmateriales, no nos queda otra alternativa que interrogar de nuevo: ¿Qué
son, en última instancia, estos campos realmente? Podemos decir en principio
que son el fundamento de toda realidad. ¿Podríamos aportar alguna noción más
sobre ese pilar básico del universo?
La
consecuencia inmediata de la aceptación de esta proposición será la de la era
física semántica, que denominaba Jean Guitton, [2]
mediante la que intentemos descifrar la ley física acercándonos al ámbito de
los significados. No debería resultarnos extraña esta afirmación en tanto que
el campo cuántico muy bien pudiere estar en el mismo continuo que el de la
conciencia, de hecho, el observador en la mecánica cuántica es el elemento
esencial en cualquier cálculo o aproximación, dejando claro que el objeto y el
sujeto conforman un único sistema.
Que
las partículas no puedan ser entendidas como objetos independientes del
observador y que aquellas depende la realidad de su consistencia más o menos vaga en virtud
de la observación, quedando los no observados como probabilidades de partículas
fantasma. Esto nos sugiere algo en verdad sorprendente: la toma de conciencia
modifica la realidad y puede determinarla.
Cuando
en anteriores post decíamos de manera reiterada que en el fondo no sabes, en puridad, lo que es la materia, lo hacíamos
con la imagen de la interacción de la que venimos también hablando en este y
otros post como constante para entender la realidad y la materia misma, ya que
hablar de materia y de consciencia tal vez sea la misma cosa.[3]
No en vano Heisenberg, ante el principio de complementariedad cuántico, entendía que era
del todo imposible dar crédito a la visión dualista cartesiana de partícula
material y onda porque ambos conforman una misma realidad.
Nuestra
participación en el mundo es una realidad incuestionable que aún no acabamos de
entender correctamente, tal vez porque dicha realidad no es, en su profundidad, del todo cognoscible.
Francisco Acuyo
[1]
Recuerden la acepción extraída de su misma etimología en anteriores post. El
prefijo con: como unión, conjunto, todo y, ciencia como cualidad
del que sabe, y que nos ha de poner en contacto con la realitas, como
cualidad relativa a la cosa verdadera.
[2] Guitton,
J.: op. cit. 89.
[3] El físico Louis de Broglie así lo apreciaba a
tenor de sus observaciones y reflexiones sobre el fenómeno cuántico.
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