jueves, 23 de marzo de 2023

IA: EL SENTIMIENTO Y LA SUBLIMACIÓN DE LA MÁQUINA ¿INTELIGENTE?

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos una serie de post con reflexiones sobre los conceptos que atañen a la definición de la inteligencia y su realidad en el ámbito de la IA (inteligencia artificial),; este primer post lleva por título: IA: el sentimiento y la sublimación de la máquina ¿inteligente?


IA: EL SENTIMIENTO Y LA SUBLIMACIÓN

DE LA MÁQUINA ¿INTELIGENTE?


 

IA: el sentimiento y la sublimación de la máquina ¿inteligente?. Francisco Acuyo


Quizá llevado por la deformación (¿vicio?) del que maneja y le interesa el lenguaje en todas sus manifestaciones (de lingüista, por supuesto, de escritor, de semiólogo, de investigador, de poeta, nada menos), me parece de capital importancia que, a la hora de hablar sobre un determinado tema, sepamos de lo que realmente estamos hablando. Esta advertencia pasa por el uso (y el abuso) que hagamos sobre determinadas acepciones recogidas en palabras sobre las que tenemos intención de buscar explicaciones sobre sí mismas (denotación) y sobre sus supuestas relaciones con otras palabras en ámbitos (contextos) diversos.

                Hal, es el célebre artefacto de inteligencia artificial creador por Arthur C. Clark para su no menos célebre y excelente novela 2001, una odisea en el espacio. No menos famosa sería la espléndida adaptación cinematográfica de homónimo título del genial Stanley Kubrick. Fue este computador de excepción el que me hizo reflexionar seriamente sobre la tan traída y llevada inteligencia artificial (IA). La intelligentia latina, analizada desde el prefijo inter (entre), el sufijo -nt- agente, y el sufijo que indica la cualidad, -cia-, y el verbo legere, que viene a significar escoger, separar… inferimos, a través de su etimología, que la inteligencia es la habilidad para escoger la mejor alternativa entre varias.

IA: el sentimiento y la sublimación de la máquina ¿inteligente?. Francisco Acuyo
                No obstante, las sutilezas conceptuales que caben deducirse de dicha terminología, son tantas y tan variadas que se hace necesario extraer diferencias (¿polisémicas?) entre la misma palabra; así pues: se diferencia entre una inteligencia abstracta, concreta, social y, puesta ahora muy de moda, emocional. No es en modo alguno extraño que en el clasicismo latino, Cicerón, Quintiliano, entre otros muchos, el término inteligencia derivara en variantes harto sutiles que harían de la inteligencia un ámbito nada fácil de discernir entre las diferentes facultades atribuibles a la mente racional, como el de la intelectualidad, siendo este último un rasgo que tiene relación directa con el manejo de información y de datos no necesariamente poniendo en práctica todo aquel acervo de información. La inteligencia tiene una cualidad vital imprescindible, ya que el que es inteligente practica con lo que sabe y discierne activamente para escoger lo mejor y más conveniente en su vivencia.

                Pero, si atendemos a las diferentes acepciones de nuestro diccionario, constatamos que la variedad es amplia y nada fácil de interpretar en su conjunto.[1] Por eso, en términos generales, se describe como la capacidad de manejar y percibir información y retenerla como conocimiento útil y aplicable para ser adaptado a entornos determinados. Podemos, en fin, comprobar que la semántica deducible del término ofrecido por la Academia, es, cuando menos, poco precisa. Parece inevitable tener que acudir a otras disciplinas para entender con un grado de mayor certeza qué es la inteligencia, para eso la biología, la sociología, la psicología, la neurociencia… pretenden establecer criterios positivos para su mejor entendimiento. Pero, atención, el mundo de la información también tiene algo que decir al respecto. La inteligencia artificial (IA) es una prueba manifiesta de la inteligencia puede ser extensiva al dominio de los artefactos creados por el hombre y que ofrecen cualidades que pueden encontrarse en el repertorio de definiciones de nuestros diccionarios, y que creíamos propias del ser humano.

                La posibilidad de crear máquinas pensantes, postuladas en su famosa máquina de Turing, era una de las conjeturas que manejaba el genial matemático y lógico Alan Turing, uno de los padres de la ciencia de la computación y de la actual informática.[2] Pero, es cierto que la inteligencia mostrada por una de estas máquinas era capaz de ofrecer respuestas a problemas, sea indistinguible para un ser humano. El test de Turing ofrece la respuesta: si exponemos a un humano a dos conversaciones, una llevada a cabo por una máquina y otra por un humano, y si este es incapaz de distinguir una de otra, significa que esa máquina es tan inteligente como un ser humano.    

                La cuestión no es tan sencilla como puede parecer a ojos del romántico espectador que ve en el computador Hal, una máquina de Turing con los mismo atributos e incluso superiores al del humano que interacciona con ella.

       Seguiremos en próxima entrada indagando sobre este mundo que creo que empieza a ser ciertamente tenebroso para la humanidad, y no tanto por la prevalencia de la capacidad de estas máquinas inteligentes para hacer tantas y tantas tareas que nos facilitan la vida, pero que también hacen que nos olvidemos de aspectos básicos de nosotros mismos que nos desconectan con lo más profundo de nuestra naturaleza.

 

 

 

 

Francisco Acuyo



[1] Así:1. f. Capacidad de entender o comprender.
2. f. Capacidad de resolver problemas.
3. f. Conocimiento, comprensión, acto de entender.
4. f. Sentido en que se puede tomar una proposición, un dicho o una expresión.
5. f. Habilidad, destreza y experiencia.
6. f. Trato y correspondencia secreta de dos o más personas o naciones entre sí.
7. f. Sustancia puramente espiritual.
[2] En la teoría de la computabilidad, la posibilidad de dichas máquinas pensantes se conoce como tesis de Church-Turing y que viene a decir que todo algoritmo es equivalente a una máquina de Turing. Aunque indemostrable formalmente se acepta en el dominio práctico en la puesta en marcha de un complejo informático.


IA: el sentimiento y la sublimación de la máquina ¿inteligente?. Francisco Acuyo


No hay comentarios:

Publicar un comentario