Traemos la segunda parte de Sinestesia: Génesis y genealogía, para la sección de Ciencia del blog Ancile, que tratará de completar las aproximaciones a la publicación de Fisiología de un espejismo. Sinestesia: cincel del pensamiento.
SINESTESIA: GÉNESIS Y GENEALOGÍA DE LA
CONCIENCIA, SEGUNDA PARTE
Desde una óptica estrictamente retórica, el supuesto que la sinestesia sea una forma específica de metáfora prevalece: se considera sólo sinestesia el cruce real o irreal (objetivo o subjetivo) de dos impresiones en un sintagma semánticamente pertinente, por lo que se admitirá solo el aspecto conceptual, no el intersensorial, el que determine la existencia del fenómeno retórico de la sinestesia, diferenciando la sinestesia no literaria de aquella otra de aspectos estrictamente psico- fisiológicos.[1]
Siguiendo estas directrices, se colocan las pseudosinestesias (perceptivas, valorativas, lexicalizadas o no) como meros sucedáneos de la sinestesia conceptualizada, ya que su valor polisémico puede verse subordinado a, no solo las sensaciones externas, también a las internas, todo lo cual las lleva a ser consideradas no como sinestesias de pleno derecho, sino como asociaciones, las cuales nos hablan de traslaciones sensoriales a impresiones internas.
Llegamos, por fin, a lo que los analistas y teóricos denominan como asociaciones abstractas, para diferenciarlas de las sinestesias, dixit que genuinas por propiamente semánticas, si las notas del dominio externo ceden a la sensibilidad interior a conceptos abstractos, por lo que, ni siquiera admitiría la denominación de sinestesia.
Parece claro, en resumidas cuentas, que la sinestesia, según esta visión retórico semántica, no ofrece mayores dificultades, si atendemos a los significados solamente, o lo que es lo mismo, a su dimensión estrictamente semántica. No es el caso, desde luego, lo que contempla en su desarrollo este libro.
En esta fisiología de la sinestesia, nos embarcamos en un estudio completamente heterodoxo para la óptica estrictamente semántica, e incluso general de la retórica. También en las semblanzas teóricas que llevamos a cabo en la interpretación de casos concretos de algunos poetas, como es el de Elena Martín Vivaldi, veremos desbordar aquellos límites conceptuales y de significado.Así las cosas, nos vimos obligados a establecer unos parámetros de estudio y de análisis necesariamente interdisciplinares. Así, la psicología, la neurociencia, las ciencias cognitivas o del conocimiento (epistemología), la medicina, la física, la filosofía, las artes plásticas, las ciencias de la información… pueden hacer desfile singular en estas páginas sin el mayor disimulo, pues así lo exige la complejidad y profundidad del fenómeno sinestésico, exponiendo además que, desde una óptica estrictamente poética, puede ofrecerse una ventana de observación y entendimiento muy especial de esta fascinante fenomenología.
Así pues, la poesía puede considerarse el eje vertebrador de todas y cada una de las reflexiones de este título, que acaban por extrapolarse a otras vías de investigación y entendimiento del fenómeno sinestésico.
Tendríamos
que empezar hablando de la materialidad de la poesía, susceptible de
aprehenderse a través de los diversos resortes y organismos sensoriales del que
es capaz el poeta de poner en marcha en la concepción de un poema, y los mismos
que ha de saber establecer el lector para su sensibilidad y entendimiento. La
materia y su trascendencia radican en esos elementos básicos de percepción y
sensibilidad que ya se ponen en marcha desde el mismo ritmo del verso que,
veremos, también puede tener un carácter plenamente sinestésico y sensorial, que
integra tanto al poeta como al lector en la organicidad del mundo que describe
y que llega a trascender.
Francisco Acuyo
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