Para la sección, Ciencia, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Del vacío y la energía de punto cero a la nada Filosófica.
DEL VACÍO Y LA
ENERGÍA DE PUNTO CERO
A LA NADA FILOSÓFICA
La mecánica cuántica, a través de
uno de sus principios básicos, el de Incertidumbre, nos refiere que el concepto
de nada o vacío en un recipiente (espacial) cualesquiera no puede resultar bajo
ningún concepto un vacío absoluto, y esto es así porque violaríamos
sistemáticamente dicho principio, en tanto que al suponer que no hay energía ni
materia daríamos por hecho tener una certidumbre total de lo que contiene
(nada, en este caso), para lo cual era necesaria una información precisa sobre
aquella energía y materia que anunciábamos, y no es eso lo que sucede.
La
energía de punto cero será la que, en virtud del Principio de Incertidumbre,
prime para explicar aquella energía irreductible mínima que nunca podía ser
delimitada sino estadística o
probabilísticamente y que a su vez no podía ser eliminada. Todo esto parece
indicarnos que acaso deberíamos reconsiderar los conceptos de nada y de vacío,
al menos en física. Este estado fundamental o el estado vacío,[1]
además, nos refiere otra extraña pero no menos posible realidad, la admisible
posibilidad de varios clases de vacío, a tenor de los variados y diferentes
sistemas materiales dados. Así se considera el vacío físico como una suerte de
mar de ondas de punto cero de todas las longitudes de onda[2].
La base electromagnética que queda en estos vacíos es la que caracteriza la
singular naturaleza del vacío en física, y de la que se deduce, en su vacío
cuántico el fundamento de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza[3].
Mas. Lo que resulta más sorprendente es que la unificación de esas fuerzas es
solo posible por el papel que juega precisamente el vacío (cuántico).
Dicho
todo lo antecedido, creo muy conveniente expresar una inquietud mía (que acaso
puede ser también compartida) en relación a lo que hemos visto como vacío
cuántico, fundamental en la física y otras ciencias de la materia, y los
conceptos de nanidad de la filosofía (las matemáticas, la religión y otras
visiones místicas al respecto) y si puede(n) aportar algo a la realidad del
vacío, y si esta es posible de definir de manera general. El estado de mínima
energía que supone en física, puede muy bien no ser correlativo, e incluso muy
distinto al que aportan las matemáticas y la filosofía, por ejemplo.
La
res nata (nada) como cosa nacida –ya
comentamos la contradictoria, cuando paradójica etimología de la palabra- varía
según las culturas y tradiciones filosóficas en occidente y oriente. No
volveremos a insistir sobre lo ya dicho anteriormente expuesto,[4]
pero sí haremos algunas puntualizaciones que podrán enriquecer el concepto de
nada filosófico en relación al de vacío de la física del que venimos hablando
en los últimos post de esta exposición. Para ello no está de más traer a
colación el extraordinario ensayo de Martín Heidegger ¿Qué es la metafísica?,[5]
que nos expone una interrogante reiterada (y que nos suena por su similitud con
la de Leibniz), de ¿por qué hay un ente –en su totalidad- en lugar de nada? La
sutileza heideggeriana radica en su diferenciación de la nada en ciencia (para
la que esta carece de sentido), pero que, sin embargo, es altamente
significativa ontológicamente, en tanto que el ser mismo basa su significación
en aquella y que se relaciona con el sentimiento de angustia que condiciona la
existencia en virtud de esa nada que, no obstante, se arraiga en la conciencia
humana (Sartre), y será esta condición –consciente, que la diferencia de los
objetos sin ella- y que posibilita aquello que puede realizarse. La analogía
con la ciencia de lo infinitamente pequeño –mecánica cuántica- es en verdad muy
sugerente, en virtud de la importancia de la conciencia en los procesos de
conocimiento y condicionamiento de lo observado. En el dominio de la física
cuántica el vacío no es ya un vacío medido, sino un vacío estimado en virtud de
un mínimo de energía, y cuya estimación depende del observador que hace la
medición en cualquier caso. Dicha estimación es incierta y solo puede
entenderse de manera medible desde la estadística.
De
todo lo anteriormente expuesto cabría plantearse si en realidad el espacio (el
vacío) y el tiempo no son sino estados de conciencia que evalúan la
potencialidad real de lo que se observa, y la nada, es un concepto que
encuentra mayor analogía con el lugar donde no hay tiempo ni espacio evaluables,
donde existe solo un eterno ¿-ser-¿ e inabarcable e inmarcesible lugar presente.
Las
fronteras de la ciencia física de la materia, llevadas a las últimas
consecuencias de lo infinitamente minúsculo llevan necesariamente a plantearse
dichas fronteras con las de la metafísica misma. Abundaremos sobre esto en
posteriores y nuevos post de este blog Ancile.
Francisco Acuyo
[1] Barrow,
J.D.: op. Cit. 245.
[2] Ibidem:
p. 246
[3] Gravedad,
electromagnetismo, la fuerza nuclear débil (radioactividad) y la fuerza nuclear
fuerte (la que mantiene la interacción entre los núcleos de las partículas.
[4]Acuyo,
F.: La muerte o la paradoja de la información. https://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/09/de-la-muerte-o-la-paradoja-de-la.html
.De la nada a la energía, el caos y la información. https://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/10/de-la-nada-la-energia-el-caos-y-la.html , entre otras entradas
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