viernes, 7 de diciembre de 2018

CONCIENCIA, MEMORIA Y OLVIDO: LA REALIDAD DE LA NADA


Abundando sobre la cuestión de la nada traemos una nueva entrada para la sección, Ciencia, del blog Ancile, bajo le título: Conciencia, memoria y olvido: la realidad de la nada.

Conciencia, memoria y olvido: la realidad de la nada. Francisco Acuyo





CONCIENCIA, MEMORIA Y OLVIDO:

LA REALIDAD DE LA NADA








 Superada la idea de una conciencia  que proyecta procesos mentales uniformes y fácilmente controlables exteriormente (visión mecánico conductista de la mente), debemos plantearnos, antes de explicar la noción o nociones que tenemos de algo tan intangible ¿abstracto? como la nada, cómo es que somos conscientes del mundo que sí está ahí, material, tangible, medible, sustancial; ¿son los sentidos los que perciben y hacen conscientes los datos extraídos de aquellas percepciones los que conforman la conciencia de esa realidad? ¿Esa información está dentro o fuera –en el mundo mismo- que hace ser a nuestra conciencia?; ¿o, acaso todo lo que percibimos es una mera proyección ilusoria de nuestra mente?

Parece claro que hay fenómenos que no son perceptibles para el hombre (por ejemplo la luz ultravioleta) y que para llegar a imaginarlos hemos desarrollado artefactos abstractos tales como las matemáticas, basándose en el estudio de las propiedades invariantes que son observables; por ejemplo, en el fenómeno de la luz, las cuales han dado lugar a constructos como la teoría de grupos que han sido muy útiles para el entendimiento de lo más íntimo e ínfimo de la materia que estudia la mecánica cuántica. Estas teorías tratan de dar sentido sobre aquellas estructuras ocultas que pueblan y construyen el microcosmos atómico. Dichas abstracciones han demostrado, como decíamos, ser muy útiles, pero no solo eso, nos ponen en antecedentes para saber qué es realmente un objeto sin necesidad de observarlo, aprovechando la tendencia de nuestra mente a completar la información incompleta.
Conciencia, memoria y olvido: la realidad de la nada. Francisco Acuyo

                ¿Puede sernos útil estas apreciaciones aplicadas al mundo de la materia –constatable perceptivamente o de manera abstracta- para la ideación –no ya la percepción- de la nada? Si las ideas no están en la mente, sino que…unas y otras están en la unión de mente y materia[1] ¿qué naturaleza y realidad tiene la idea de la nada? Si aceptamos que la percepción se hace realidad para poder adaptarse y navegar por el medio del universo mundo, ¿qué papel juega –psicológico- la nanidad y el vacío en nuestra conciencia? Si reconocemos que toda percepción –física o abstracta- es siempre dinámica, activa y que actúa contra el caos y el azar en forma de información que posibilita nuestra estancia física y mental en el mundo, ¿qué pinta en nuestra conciencia la idea de la nada?

                El horror vacui acaso viene unido casi siempre al terror de perder la memoria.  El orden de la información (para que sea esta recordada) proviene de aquella lucha contra el desorden –la entropía, decíamos en entradas anteriores- que bien podrían sumirnos en el olvido, si es que en verdad el orden de los lugares conservará el de las cosas (decía Simónides de Ceos). Acaso, sin memoria, no sólo perderíamos la relación y pauta del recurso informático de orden para tener las cosas en su sitio, sino la cosa misma en un lugar donde nada impone regla  ni conducta para su realidad misma ¿Acaso el olvido no es sino la nada que hace posible la pérdida de sintonización de la conciencia  -o- con el mundo? Desde luego desde aquí no hablamos de la memoria como un proceso mecánico más o menos automatizado, sino como una transformación evolutiva que está estrechamente fusionada con otros procesos mentales que diríanse compenetrar eso que llamamos conciencia y que se nos ofrece vinculada íntimamente con el mundo a través de la información que aparece en nuestra mente consciente e inconscientemente. Hasta aquí, todo lo que no es vacío, es orden, memoria, información, versatilidad, resolución de incertidumbre, cambio, vida en definitiva. ¿Cómo casamos la idea de la nada –lo que no es, lo que es estático, inamovible, en nuestra conciencia? ¿Y por qué, no obstante de su inquietante indefinición y naturaleza, acudimos a ella en sus diversas manifestaciones abstractas (matemáticas, lógicas, metafísicas…)? Daremos cuenta de todo esto en post posteriores en este blog Ancile.


Francisco Acuyo
               


[1] Shaw, R. y McIntyre, M.: Algoristic Foundations to Cognitive Psychology, en Cognition and the Symbolic Processes, Lawrance Erlbaum Associates Wiley, Nueva York, 1974, p. 360.





Conciencia, memoria y olvido: la realidad de la nada. Francisco Acuyo

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