domingo, 5 de enero de 2014

ROSAURA ÁLVAREZ EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA


DESDE  el blog Ancile ofrecemos la entrada última del blog de La noche en blanco de Granada, esta vez dedicada a la poeta Rosaura Álvarez.
Enlace al blog de La noche en blanco de Granada


Hoy traemos a las páginas de nuestro blog de La noche en blanco de Granada a la poeta (y pintora) Rosaura Álvarez, de la que dejamos una muestra poética y una breve reseña biobibliográfica. 



LA POESÍA DE ROSAURA ÁLVAREZ 

EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA 




Rosaura Álvarez, nace en Granada (otoño de 1935). Es licenciada en  Historia por la Universidad de Granada y en Ciencias de la Educación. Realiza estudios de Música, Pintura y Grabado. Exposiciones hasta 1982. En 2012 vuelve a la pintura. Ha ejercido como profesora de Hª del Arte.  Tiene publicada obra de ensayo y poesía,  ésta  ha sido traducida al francés, inglés  chino y  polaco,  siendo estudiada por  especialistas en poesía de mujer  como Biruté Ciplijauskaité y Sharon Keefe Ugalde, así como por prestigiosos profesores nacionales y extranjeros. Su obra figura en numerosas antologías. Es premio internacional de poesía “Antonio Machado en Baeza”. Ha prologado Olvidos de Granada de JRJ. Es miembro fundador de la Academia de Buenas Letras de Granada.  Figura en revistas extranjeras y españolas. Ha sido jurado en diversos premios de poesía y es colaboradora con la Cátedra García Lorca de la Universidad de Granada, el Centro Andaluz de las Letras,  el Ministerio de Cultura y el de Educación y Ciencia.
Obra poética: Hablo y anochece (1986). De aquellos fuegos sagrados (1988), (2ª edición 2008) Diálogo de Afrodita (en tres tiempos) (1994).El vino de las horas (1998).Intimidades. ( 2001).Alrededor de la palabra ( 2005) .Cármenes, Charms, Charmes (2005).El áspid, la manzana (2006).  Alter ego (2008 ). Lumbres apagadas (2012).

                                              

                                               HORTUS CONCLUSUS



        -Homenaje a Velázquez-
                             
                                                                        Para José Manuel Pita Andrade


                                      
Paseaba muy lento.
Su fina mano acariciaba el mirto.
Era la despedida.
Una vez más sus ojos aprehendieron
fruición de legendaria tierra.
los jardines de Lúculo,
Villa del Pincio, Villa Ricci,
al fin, la Villa Médicis,
con aquella su luz de recatado huerto,
de hermosura cercana, de humano paraíso.

Miró de nuevo los árboles entre
la tibia sombra, los cipreses viejos,
columbrando suave lontananza,
parterres con diseño arquitectónico
y, en toque clasicista,
Ariadna, las Nióbides, Mercurio...

Luego, como presagio,
su ser quedó abatido al contemplar
la loggia palladiana.
Y semejante al moribundo
que en momentos fugaces vive pleno
su existir, Diego Rodríguez de Silva
recordó delirante su Sevilla opulenta,
la corte de Madrid, Italia, Roma.
Y supo que su vida, como aguja imantada,
ponía rumbo a Roma;
que todo lo vivido,
lo por vivir, no fueron, no serían,
sino exordio y epílogo
de aquel su único aspirar:
sazón de todo arte,
libertad, el amor.

El monarca católico, insistente,
pedía su regreso.
Rey culto, amigo fiel,
conocía el hondón de su pintor de cámara.
No bastaban los lienzos
ni los vaciados remitidos.
Y tuvo miedo, un miedo razonable,
pues sabía no ser la flema
la que sus pasos distanciaba,
sino el pulso vasto de Roma
tan ajustado a su latir.

Conocía el pintor
dones del alma regia.
Recordaba, en las noches,
sus charlas junto al fuego, los paseos
matinales, la íntima palabra,
la palabra jugosa, honda, real
defensa ante mediocres,
rüines palaciegos...

En su lealtad sabía
que España era su destino.
Italia, un sueño hermoso.

Desde el jardín miró
nostálgico la cúpula
de San Pedro, Roma esplendente.

Pausado atravesó la loggia
bajo serena luz de su serliana.

Fuera esperaban carruajes.
Dio la espalda a la Villa.
Casi dentro de sí, bajo su brazo,
dos pequeños paisajes de aquel cerrado huerto.
En la mano, el corazón roto.


(De Alter ego)

Rosaura Álvarez




1 comentario:

  1. Gracias, amigo, por seguir regalándonos lo mejor del evento granadino, que ha hecho historia. Un abrazo y que sigas sembrando.

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