domingo, 22 de febrero de 2015

LA BIBLIOTECA CELESTE



Para la sección  de Poesía del blog Ancile, he querido rendir particular y humilde homenaje al poeta y profesor Rafael de Cózar, recientemente desaparecido, con un poema titulado La biblioteca celeste, compartiendo con él mi mas profundo amor y sentida veneración por los libros.







La biblioteca celeste, Francisco Acuyo, Ancile





LA BIBLIOTECA CELESTE




La biblioteca celeste, Francisco Acuyo, Ancile






A la memoria de Rafael de Cózar






And these are the gems of the Human Soul […]

The mental Traveller

Y estas son las gemas del alma humana. […]

El viajero mental

W. Blake

Once a dream did weave a shade,
O’er my Angel-guarded bed, […]

A dream

Cierta vez un sueño tejió una sombra
sobre mi cama que un ángel protegía […]

Un sueño

W. Blake






                                                                          I




   ÁNGEL fuese y taumaturgo,
quien del papel cuerpo al libro
en carnal acopio diese,
y del alma etérea archivo,

   templo que los hospedó
y clasificara al juicio,
si de carne no en el tiempo,
de eternidad en su espíritu:

   por amplios vitrales donde,
aire la luz, cada libro
ansiosamente respira
natural en su artificio.

   Anaquel, libro, anaquel.
Y libro, anaquel y libro
en vertical y provecto
y generoso equilibrio.

   Concreta indeterminado
el final en el principio,
el principio, cuya huella
primera es el infinito.

   Túnica negra, capacete
rojo vaga en el pasillo
interminable de baldas
polvorientas el lucífero.

   Las sombras de los rincones
ígneos murmuran los signos
que inscriben vertebrados
las leyendas de los libros.

   A Isis el velo levanta
azul un rayo furtivo
de luz que una rendija
proyecta del infinito.

   En su mística aflicción
Aelohim, en conflicto,
la imagen refleja viva
en su espejo subrepticio.




La biblioteca celeste, Francisco Acuyo, Ancile







                 II






   De la araña cristalina
se reflejan los vestigios
de un trasmundo que respira
por los estantes dormido.

   Sobre la mesa el grimorio
la biblioteca anodino
en repertorio contempla
y las almas del recinto.

   En cada estante latía
dorado en su horno espagírico
el acetum acerrimun
borbollante de su espíritu.

   De entre uno y de otro volumen
vibra el agar metalífero
que comunica el agente
de lo impasible a lo activo.

   El agua, sí, de la luz,
está asaz en cada libro,
y el alimento del fuego
a cada página asido.

   El taumaturgo el grimorio
abre y, toma Alcibris vivo
y ya imagina el licor
Alkaest y, entonces, salino,


   en la materia del texto
da consistencia al vacío;
en el crisol se fermenta
sin final áureo principio:


   Que cada ejemplar arcano
en el anaquel destino
transfigurado del oro
sea y diálogo preciso

   entre el alma y la materia
que, en ascensión del espíritu,
sensorial vuelo sustenta
carnal la marca del símbolo.

   Entonces, flor del azufre,
cada ejemplar intuitivo,
ángel sus alas de blacina
al alquimista beatífico

   delicadamente ofrece
cuando, en el batir furtivo
de alas, de pronto, el lector
profundamente dormido

   despierta y, al ángel sorprende
acariciando conspicuo
la mano aún palpitante
que sostenía su libro.

   Rayo de luna, caduceo
-disolvente-, un intersticio
traspasa del ventanal
siendo del sueño testigo.

   En el libro que leía:
Círculo quadrato físico,
inscribe apenas dorado
la trascripción de su título.

   Fuera, la noche destila
entre las sombras el ígneo
hielo que en la luz resbala
como invisible vestigio.





Francisco Acuyo
 








La biblioteca celeste, Francisco Acuyo, Ancile







2 comentarios:

  1. Amigo, percibo en tus versos la resencia de quien se fue de este mundo. Seguro estoy de que de alguna forma recibirá tu homenaje. Hermosos poemas de finísima hechura, que conmueven y elevan el espíritu. Gracias por compartir. Alguna vez nos reuniremos todos en la eternidad. Un abrazo.

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  2. Gracias por este poema que honra al libro amigo. Me encanta su contenido, el ritmo romance, tan adecuado siempre, la referencia a la alquimia, todo un regalo. Abrazos.

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