viernes, 29 de abril de 2016

LA NOCHE DE LOS CANGREJOS, DE PASTOR AGUIAR

Para la sección, Extractos críticos, del blog Ancile, traemos una reseña sobre el libro del escritor Pastor Aguiar, La Noche de los cangrejos.



La noche de los cangrejos, de Pastor Aguiar, Ancile


LA NOCHE DE LOS CANGREJOS, 

DE PASTOR AGUIAR


La noche de los cangrejos, de Pastor Aguiar, Ancile


La noche de los cangrejos, de Pastor Aguiar, Entorno Gráfico Ediciones, colección El Torno Gráfico, Granada, 2015.


Pastor José Aguiar[1], nos regala una nueva  y extraordinaria primicia en forma de libro de cuentos intitulada, La noche de los cangrejos, en edición tan pulcra y elegantemente editada como acostumbra el sello editorial  Entorno Gráfico Ediciones, que en corta andadura comienza a situarse como uno de los referentes en publicaciones de más impecable factura editorial, cuidando minuciosamente cada detalle, desde el diseño de cada colección, a la impresión, papel, encuadernación… y esta vez en su espléndida colección El torno gráfico. El escritor cubano estadounidense, con la fina, ágil, cristalina e ilustradísima dicción que le caracteriza, en una selección ejemplar de relatos, ofrece un raro y sorprendente conjunto narrativo  con una resuelta y singular propuesta literaria que, a mi juicio, lo sitúa en lo más alto, granado y genuino de tan particular y difícil género y que, como todos sabemos, ha significado en los más eximio narradores de cualquier época, y de manera muy especial en la segunda mitad del siglo XX (Véase a Borges o Cortázar, por nombrar solo a dos de los más insignes) y que en los albores del XXI sigue con grande vitalidad, pujanza y frecuencia marcando a figuras de relieve en la actualidad. En el caso de esta Noche de los cangrejos, cada cuento está maravillosamente resuelto, y en la sintética brevedad que le caracteriza a esta variedad narrativa, con una agilidad que en modo alguno sería exagerado de calificar en muchos de estos relatos  de prodigiosa.
De todos es sabido que, si el tratamiento del objeto verbal —en la literatura de alta calidad—, idóneamente trasladado, es pieza fundamental y propósito vertebrador para la correcta configuración semántica y adecuada expresividad artística, en el relato breve (cuento, microrrelato, semblanza narrativa…) requiere de unas condiciones harto singulares, si en realidad queremos obtener los dones de elocuencia y ágil comunicación que le son propios, sobre todo si lo pretendemos dueño del linaje eminente y señor de la insigne estofa significativa que precisa, pues, requiere sin duda de un acervo de  exigencias lingüísticas y de recursos literarios muy particulares[2], así lo refería en el prólogo a la edición, una vez leídos y releídos todos y cada uno de los cuentos de este corpus singular,  resaltando de la peculiaridad exigida en este modo de narración literaria en relación a este libro, que todos aquellos rasgos sobresalientes referidos genéricamente, se cumplen sobradamente y a la vez con una sutileza y  espectacularidad narrativa que, en la aparente fluida sencillez de algunos de los cuentos que lo configuran, le mantienen en una excelsa calidad literaria fuera de toda duda. El discurso narrativo, lleno de expresividad, agilidad y gracia, vean, por ejemplo, el cuento intitulado,  Aquellos ojos, hará las delicias no sólo a los aficionados al género, sino a todo aquel que, con la mínima entrega, se acerque a la lectura de estos cuentos.
Muy al margen del carácter costumbrista[3] que ofrecen algunos de estos estupendos relatos[4]  (es de muy digna mención la incorporación de localismos y giros autóctonos propios de su entorno lingüístico y vital, primordialmente de cuba y, después, de la Florida americana), se observarán en ellos la fuente verdaderamente privilegiada, en la que contemplar la evolución del uso común o estándar de la lengua para mayor gloria del desvío lingüístico o literario de la misma, para convertirla en objeto de arte literario y vehículo excepcional de expresión artística. En este sentido el apartamiento de la lengua común —desviada— es tan cristalino y de tal sutileza en estos relatos  y  tal  la maestría y exquisitez del tratamiento de los recursos estilísticos, que estos parecen diluirse hasta su aparente inexistencia. La total naturalidad en su conferencia narrativa, aprestado el discurso al uso habitual de la lengua hablada de común en el territorio en el que nuestro autor sitúa a los personajes y su acción narrativa, acaba dando el resultado excepcional de no pocos de estos relatos de La noche de los Cangrejos.


Francisco Acuyo
               




[1] Pastor Aguiar, escritor y poeta, cubano de nacimiento (y estadounidense, como el mismo dice, por elección), es además médico forense, y está afincado en la Florida, concretamente en Miami donde ejerce hasta el momento su profesión. Estamos ante un escritor singular, original, profundamente vitalista que dice hacer una literatura de carácter costumbrista y de ecos de aquella vena creativa literaria impregnada por lo real y maravilloso. Hijo de campesinos cubanos emigrantes de las islas Canarias y asentados en la mayor de las Antillas durante el siglo pasado, nos muestra un ámbito literario de un dinamismo y una vitalidad nada comunes. Ha publicado, en la Editorial El Pelícano, de Miami, Cuentos, y Tierrita de la discordia, en la editorial Entrelíneas, también de Miami, participando en diferentes antologías literarias internacionales en español y en inglés, obteniendo diversos premios y reconocimientos, tanto en Cuba como en Estados Unidos. Prácticamente la mayor parte de su obra (que es abundante), permanece inédita. En sus blogs Viajero, Mi Arboleda y Poesía Libre, podemos encontrar muestra de esta fecunda labor creativa de nuestro autor.
[2] Acuyo, F.: La noche de los cangrejos, Entorno Gráfico Ediciones,  colección El torno gráfico, Granada, 2015, Prólogo, Pastor Aguiar o el prodigio de la síntesis y la expresividad en el relato. A propósito de un puñado de cuentos intitulados La noche de los cangrejos, p. 7.
[3] Recuerdo que, Pastor Aguiar, como hijo de campesinos canarios emigrados a Cuba, se maneja muy a su gusto en el ámbito del costumbrismo de la época, haciendo gala de ello en el manejo extraordinario de determinados localismos y locuciones propias del lugar y momento de referencia narrativa.
[4] El mismo reconoce en su estilo singular, original, también unos rasgos profundamente vitalistas mediante los que dice hacer una literatura de carácter costumbrista y de ecos de aquella vena creativa literaria impregnada por lo real y maravilloso.



La noche de los cangrejos, de Pastor Aguiar, Ancile

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