jueves, 17 de marzo de 2022

ENTRE LA MATERIA, LA ENERGÍA Y EL VACÍO: LA CONSISTENCIA DEL UNIVERSO

Abundando sobre  la cuestión de la realidad material y la consistencia del mundo y de nuestras propias apreciaciones sobre dicha realidad, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia, del blog Ancile, esta vez bajo el título: Entre la materia, la energía y el vacío: la consistencia del universo.




Entre la materia, la energía y el vacío: la consistencia del universo, Francisco Acuyo


ENTRE LA MATERIA, LA ENERGÍA Y EL VACÍO:


LA CONSISTENCIA DEL UNIVERSO

 

De manera muy concisa y urgente les hablaré sobre tres aspectos de la realidad que son y han sido desde siempre motivo de reflexión para quien suscribe. Que el universo se expande es un hecho constatable y sabido tiempo ha. Pero lo que resulta más fascinante es el hecho de que lo hace cada vez más rápido.[1] La constante cosmológica[2] einsteniana, en la descripción de un universo estático, de manera paradójica, habría de sugerir  el hecho sorprendente de la inestabilidad del universo. Que el vacío sea portador de una energía (que puede contenerse de manera constante en la naturaleza) para un determinado volumen de espacio es la que hace que el propio contenido del universo se separe.

                El contenido del vacío en su componenda energética es sin duda uno de los retos y problemáticas más difíciles de resolver por la ciencia física y cosmológica en la actualidad. Que el vacío (y su parentesco inquietante con el concepto de la nada) tenga una preponderancia tan relevante en la configuración de la realidad, es algo en verdad fascinante y que nos motiva a imaginar toda suerte de ideas (aunque muchas de ellas puedan resultar del todo disparatadas desde una óptica netamente científica) sobre la misma estructura de la realidad.

                Que exista la posibilidad de que la energía del vacío se exactamente cero, es algo verdaderamente sugerente. Y es, además, inquietante que el universo se esté separando en virtud a esa energía que decae con lentitud pero de manera inexorable (que los astrónomos denominan energía oscura) y que, en realidad, no sabemos si existe con seguridad.  En cualquier caso, las sugerencias sobre el concepto y realidad del vacío cobran una dimensión, sino del todo inexplorada, cuando menos francamente turbadora, sobre todo si tratamos de emparentarla con el concepto de nada, y si el vacío es la nada que contiene lo que es.

               Acaso, como sucede con la idea y concepto de lo que es la materia, la idea de vacío requiere una revisión profunda para saber de lo que realmente hablamos. La nata (nata, natus, natum) que se trascribe como no nacido, proviene, curiosamente del verbo nasci, nacer, cuya evolución semántica es cuando menos extraña, sobre todo acaba llegando al valor negativo del participio nadi (nada).

                En el dominio de la teoría matemática aplicada a la física de la materia se han podido observar verdaderos ingenios extraordinariamente complejos, muchos de ellos, por intentar explicar la naturaleza última de la materia (ordinaria y oscura, respectiva y conjuntamente), y para explicar la dispersión de partículas constatables -reales- y virtuales  que se supone lo conforman. Una de las más célebres y difíciles teorías para intentar  comprender este intricando mundo en el ámbito de la misma física es la teoría de cuerdas.

                La cuerda, en realidad, sustituye a las partícula convencional del Modelo Estándar. Dichas cuerdas tratan de combinar coherentemente el vacío y su inestabilidad para dar lugar a la energía que trata de combinar los bosones con los fermiones, combinación que extraería (o que daría lugar a la teoría de supercuerdas y a la aparición del término supersimetría) un modelo con el que intentar dar sentido matemático y físico a esta indeterminación manifiesta en la inestabilidad del vacío (creador) de toda energía.  Esta hipótesis encontrará fundamento gracias a  una partícula (virtual o hipotética) sin masa: el gravitón -de origen bosónico, capaz de transmitir interacción gravitatoria en el ámbito cuántico- que, a la postre, sería la solución para conjugar la teoría de la relatividad y la de la teoría cuántica. (para dar lugar a la anhelada teoría del todo). Esto nos llevaría a que, según dicha teoría de cuerdas, en realidad vivimos en un mundo multidimensional de espacio tiempo de hasta diez dimensiones.

                La idea de incorporar con éxito la gravedad al resto de fuerzas conocidas, de todas formas, no acaba de trasladarnos una idea clara de la misma consistencia de la materia y la intangibilidad e inestabilidad del vacío que son precisos para el entendimiento de la realidad de nuestro mundo. De hecho, experimentalmente, la misma teoría de cuerdas no ha podido ser contrasta hasta el momento.

                Materia y vacío, pues, siguen siendo conceptos y realidades que darán mucho que hablar y que serán motivo de debate y controversia durante mucho tiempo.  Trataremos, con toda modestia, de dar alguna que otra referencia coherente al respecto, pero esta vez, conectando la materia y el vacío con otro elemento extraordinario que conforma la realidad de nuestras vidas: la conciencia.

 

Francisco Acuyo



[1] Carrol, S.: ob. cit. pág. 287.

[2] Reconocida como lambda, es la ecuación mediante la que Einstein pretendía demostrar la estaticidad del universo, que tuvo que desechar ante las observaciones de Edwin Hubble en las que el universo se mostraba en expansión (con el corrimiento hacia el rojo en dichas observaciones de esa materia). De las diferentes soluciones de dicha ecuación, y de las consecuencias que se derivarían al eliminar dicha constante, era que precisamente que el universo se expandía.


Entre la materia, la energía y el vacío: la consistencia del universo, Francisco Acuyo


 

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