Para una de las secciones más queridas del autor de este blog Ancile, Amistad y poesía, traemos al escritor y poeta Pastor Aguiar, en esta ocasión para ofrecerles una muestra de su último libro de poemas que lleva por título, Existencialidades, el cual recomendamos vivamente. En próxima entrada mostraremos otra primicia de otra nueva publicación, esta vez de narrativa, que lleva por título, Escalada.
EXISTENCIALIDADES
Pastor Aguiar presenta una selección de poemas
en verso libre en los que desarrolla la temática del tiempo el ser y la
existencia desde la visión de poeta desterrado, lanzado al mar y destinado a
alimentarse de la memoria.
La cubanía brota en cada verso pero sobre todo
y dueño de una lírica singular, su poética traza una línea sin censuras hacia
la eterna búsqueda de libertad.
Selección poética
“Una gravitación y una presencia.”
Jorge Luis Borges
Con quién la cita,
ocupar este pozo de
misterios
como esperando el toque de
ser uno,
uno mismo encontrándose.
Y verse en el espejo que nos
urde
acaso encarnación de la
metáfora
inescrutable para ser tan
grave:
La grave infinitud del
precipicio
de repente volumen.
Estar donde no estamos
sino un hambre de tiempos
que redundan
en su tal vez de carne en
ambas caras
del hueco del cristal.
Ser baleado por las voces
que nos copian al eco
repitente
hasta encarnar lo absurdo.
A quién verificamos, quién
subsiste
de vida en vida sin
sabernos,
porque yo no me sé ni me
repiten nunca
la sombra, el órgano que
late,
el peso de mi nombre cuando
vuela
condenándome a muerte.
Desde el hambre
infinita
No puedo
imaginar lo que hay en mí;
cómo lo
sabes tú, ¿serás espejo?
Habrá
algo hermoso que rescatas
del
oscuro habitante, digo aquel
donde
yazgo dormido.
Serás la
campanada, el ave rerum,
la
mágica escritura de las voces:
Haber
estado siempre en cada día
que te
pronuncia ambos:
Existo
porque existes; si no fueras,
cómo
podría responder a un nombre,
ser
metáfora tuya.
Bendita
sensación la de te quiero
desde la
luz tremenda,
desde un
hambre infinita.
Dónde
Dónde,
dónde los besos dados, los abrazos
y lo
niño que fuimos y la vez,
la vez
aquella sin oler el tiempo,
su grito
en cada cosa.
En ese
nudo claro como iglesia
cuánto
azul de memorias tuvo carne
y cien
alas por ave para el ojo
soñador
de la mente.
La mente
todavía su ayer palpa,
dolor
innato de parirse
hacia la
inmensidad sin velero ni brújula
y ser lo
que otros fueron, sus naufragios;
o quizás
nadie estuvo.
Quizás
ayer existe ahora,
inagotable,
ahora
dando vueltas,
metamorfosis
del silencio,
de un
silencio adivino.
Sin
embargo yo sueño con ciudades
mañana
construidas sin gravedad alguna,
me voceo
de aire al pentagrama
donde
Dios es la música.
En qué
lugar la gente, dónde tú,
la que
Amor suspirabas en mis labios,
los
tuyos golondrinas.
Escribo
para vernos
como si
no pasáramos del antes
y lloro
si doy gracias
cuando
te escribo.
Siempre tú
No te vayas jamás,
que el tiempo no adivine en tu figura
lo transitorio y te pronuncie eterna,
eternamente hermosa el Alma niña,
esa carne de pétalos oliendo
tan dulces levedades.
Siempre tú como el vino siendo copa a la vez,
ortografía para el labio a tientas,
para mi sed de uvas que se escriben
con la terca abundancia del Amor.
No transcurras al día de mañana,
yo cargaré por ambos los relojes.
Una vida tras otra seré el mismo
ermitaño en tu puerta.
PASTOR AGUIAR
Amigo mío, que un poeta como tú, que para mí es esuela y motivo de deleite estético, me permita estar en estas páginas, me honra y estimula grandemente. Porque soy un aprendiz que nunca llega a donde sueña, aunque no me rinda en el empeño, como si tal empeño fuera seguir con vida. Un abrazo.
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